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Unas fiestas navideñas diferentes



Las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina y no queríamos dejar pasar la oportunidad de compartir contigo una reflexión. Desde hace años vemos como estas fechas se están convirtiendo en la esencia del despilfarro y el consumismo. Sin darnos cuenta estos nuevos hábitos van desplazando a valores tan importantes como la familia, la generosidad o la austeridad.


Nos gustaría que pensaras unos segundos ¿qué significan para ti estas fechas?, ¿cómo te gustaría vivirlas?, ¿qué valores te gustaría transmitir? o ¿qué aprendizajes y recuerdos te gustaría que se llevaran tus hijos?


Te animamos a que contemples estos días como algo más que unas meras vacaciones y que los conviertas en una experiencia de vida. A continuación hemos elaborado unos consejos para conseguirlo:


- Promueve valores


Perdón, gratitud, familia, solidaridad… Si quieres que el verdadero espíritu navideño llegue a tu hogar el único camino es cultivando valores, buenos valores. Estos días son perfectos para reforzar o establecer las bases y empezar el nuevo año renovados.




- Regalos sí, ¡pero con cabeza!


Es triste ver cómo muchos niños asocian la Navidad a los regalos. Papá Noel, Reyes Magos, Amigo Invisible… Corremos el riesgo de que interioricen que el objetivo de estas fechas es acumular o poseer cosas. Por otro lado, en ocasiones el exceso de regalos responde a la necesidad de compensar de alguna manera algunas “carencias” que creemos que tienen. Por ejemplo: si pensamos que pasamos poco tiempo con ellos o si creemos que con la situación sanitaria que estamos viviendo, se están perdiendo muchas cosas.


Sin duda, el intercambio de regalos es una tradición bonita y con muchos beneficios ya que es una forma de ser generosos con los demás y de mostrar amor y gratitud pero debemos hacerlo con cabeza.


Una idea que nos parece muy buena es acompañar los regalos con una nota de gratitud. Unas palabras con las que dar gracias a esa persona por algún gesto que haya tenido durante el año o simplemente por formar parte de nuestras vidas.


También te animamos a que revises algunos artículos en los que hablamos de este tema en detalle: “El síndrome del hijo hiperregalado” y “5 consejos a tener en cuenta cuando compres los regalos de tus hijos”


- Convierte lo cotidiano en extraordinario


A veces pensamos que en estas fechas hay que hacer grandes cosas. Viajes a la nieve o a algún sitio paradisiaco, preparar menús muy elaborados, tener muchos planes… Aunque vivir estas fechas con ilusión y salirse de la rutina siempre tiene su atractivo, no te dejes engañar ni te rompas la cabeza buscando lo novedoso en cada cosa que hagas. Nuestro consejo es que lo plantees de otra manera, ¿por qué no intentas convertir lo cotidiano en extraordinario? Por ejemplo: hacer sesión de cine en casa con palomitas, preparar la comida de Navidad en familia, preparar una merienda y tarde de juegos con primos o amigos, hornear galletas y regalarlas a los vecinos…

Si aprendemos a disfrutar y valorar lo cotidiano como si fuera algo especial, estaremos mucho más contentos con nuestras vidas y nos sentiremos realmente agradecidos.


- Cuidado con el despilfarro


No sólo nos referimos al dinero sino también a la comida o a la energía por ejemplo. Se cocina de más, se consume de más, se gasta de más. Debemos tener cuidado con dejarnos arrastrar por el consumismo desenfrenado en cualquiera de sus versiones para prevenir derrochar nuestros recursos. A veces lo justificamos diciendo “¡es una vez al año!” pero debemos pensar que esa vez puede acarrear consecuencias.

Nuestro consejo es que seas comedido y que conectes con el verdadero sentido de estas fechas. Es tiempo para compartir con nuestros seres queridos, para conectar con las necesidades de los otros, para reflexionar…



- Planea buenos propósitos para el próximo año.


¿Qué es lo realmente importante para ti? En ocasiones podemos caer en los tópicos y que nuestros propósitos se limiten a hacer deporte, comer más sano o utilizar menos el móvil. Estos objetivos son importantes pero creemos que se quedan cortos. Muchos de ellos se limitan a pasarlo bien o a experimentar gratificaciones pasajeras pero, ¿estas cosas realmente contribuyen a tu felicidad o a que el mundo sea un lugar mejor? Sin duda la respuesta variara en función de cómo plantees ejecutar dichos objetivos pero la realidad es que en la mayor parte de los casos, la respuesta es no.

Cuando el año va llegando a su fin, es un buen momento para hacer examen de conciencia, reflexionar sobre el año que dejamos atrás y para plantearnos propósitos que den sentido a nuestras vidas.


Si quieres profundizar en este tema, te animamos a que hojees nuestros artículos relacionados con el propósito de vida. Encontrarás ideas tanto para ti como para tus hijos.


Deseamos que estas ideas te ayuden a conectar con el verdadero sentido de la Navidad.






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