TRES PILARES PARA CONSEGUIR UNA FAMILIA FUERTE
Richard y Linda Eyre llevan años ayudando a las familias en la educación de sus hijos. Son muchas las publicaciones que han hecho a lo largo de los años pero en este artículo queremos destacar una de ellas: “3 steps to a strong family”. En este libro abordan aspectos para hacer de nuestros hijos personas felices, con valores y con recursos para afrontar la vida.
Estamos de acuerdo con ellos cuando afirman que la familia es el pilar fundamental de nuestra sociedad, un refugio de amor, apoyo y de aprendizaje constante. Sin embargo, formar una familia y educar a los hijos es un gran desafío para el que no siempre estamos bien preparados.
El objetivo principal como padres es educar a nuestros hijos hasta que puedan ser dueños de sí mismos, sean respetuosos con las normas, puedan manejar su propio dinero, tengan buenos valores y puedan convertirse en adultos capaces de transmitir las mismas habilidades, valores y otras formas de comportarse que les ayudarán a ser más felices.
En el libro nos hablan de cómo las normas, la economía y las tradiciones son 3 pilares fundamentales para conseguir una familia fuerte. Pero, ¿cómo lo consiguen?
Ayudan a nuestros hijos a afrontar las cosas positivas y negativas de las realidades del mundo exterior. Si un hijo crece teniendo todo al alcance de su mano, saldrá al mundo pensando que todo es “gratis” y que las cosas no cuestan trabajo ni esfuerzo. Si crece sin tradiciones que seguir o valores, cuando sea adulto no tendrá los instrumentos adecuados para sobrevivir en la sociedad.
Se disfruta más de la familia y del tiempo compartido. Una vez que se ha invertido el tiempo en instaurar normas, generar tradiciones y establecer la gestión del dinero, queda espacio para compartir tiempo de calidad. Todo fluye mejor cuando están asentados estos pilares.
Proporcionan a los hijos seguridad. Debido al deterioro de los valores y la moralidad más relajada que prevalece en nuestra sociedad, los niños necesitan más que nunca tener una familia que sea confiable, predecible y segura. Una familia con normas simples, responsabilidad compartida y tradiciones
Vamos a profundizar un poco en cada uno de estos pilares pero antes recuerda: no busques la perfección, no intentes aplicar todo al mismo tiempo y adapta las sugerencias a las características de tu familia.
1. SISTEMA DE NORMAS
Los niños necesitan límites y normas para desarrollarse adecuadamente. Esto les hace sentirse seguros y protegidos ya que saben por dónde pueden moverse, qué es lo que se espera de ellos, qué es lo que no deben hacer... Además nos sirve para que aprendan a comportarse y para evitarles situaciones problemáticas o peligrosas.
Este tema es muy extenso por eso hemos escrito diversos artículos donde lo abordamos con detalle. Si quieres profundizar en él te animamos a que los leas:
2. MANEJO DEL DINERO
En la sociedad en la que vivimos solemos dar a los hijos libertades muy pronto y las responsabilidades muy tarde. Les damos el privilegio de salir con amigos o explorar el mundo, pero no les damos la responsabilidad de sus pertenencias, su dinero, sus decisiones o sus comportamientos hasta que ya son demasiado mayores.
Como siempre decimos, parte de nuestro trabajo como padres es conseguir que los nuestros hijos lleguen a la vida adulta preparados. Sin duda, que sepan gestionar su dinero es esencial. Creemos que darle a los niños responsabilidades relativas al dinero y la economía no les roba la infancia, todo lo contrario, les ofrece la oportunidad de valorar el esfuerzo que hay detrás del dinero y la capacidad para gestionarlo cuando sea necesario.
Los Eyre nos proponen tres formas de abordar el manejo del dinero:
1. Ganando dinero
Cuando los niños ganan dinero como resultado de su esfuerzo, lo perciben como suyo y empiezan a sentirse responsables del uso que se hace de él.
Una forma fácil y natural de ganar algo de dinero, sobre todo lo que son más pequeños, es a través de las tareas remuneradas. En ocasiones se recurre a dar una paga sin más pero creemos que es más interesante que parte de ésta o su totalidad, sea un dinero ganado.
Siéntate con tus hijos, explícales todo el trabajo que conlleva llevar una casa, y que necesitas su ayuda. Resulta muy útil.
Podéis hacer un listado de tareas domésticas y asignarles un responsable. Las tareas son obligatorias y necesarias para poder convivir en familia.
El dinero total que estamos dispuesto a dar, se dividirá entre las distintas tareas. Por ejemplo: Si hay una paga de 5 euros se puede repartir: 1 euro por quitar el lavavajillas, 2 euros por doblar la ropa interior y los calcetines, 1 euro por hacer la cama y 1 euro por quitar la mesa.
Si al final de la semana se ha cumplido, se recibirá una compensación económica. Si además se han hecho especialmente bien las tareas o si se han hecho más cosas, se puede dar un extra por el esfuerzo.
2. Ahorrando
Mantened un recuento de cuánto gastan y cuánto ahorran, y que ellos mismos entiendan que el dinero viene y se va. Mostrarles que las cosas tienen un coste y que todo requiere un mínimo esfuerzo.
Ahorrar tiene grandes beneficios:
- Fomenta la disciplina
- Tener dinero para posibles imprevistos
- Desarrolla metas a largo plazo
- Fomenta la responsabilidad financiera
La regla del 10% Intenta establecer un hábito en el que ahorren el primer 10% de lo que ganen (de hacer pequeños trabajos, regalos, premios…). Ese dinero que no se puede gastar a priori. Es un dinero destinado al ahorro principalmente que sólo será utilizado para cosas importantes (abonar parte de la matrícula de la universidad o de un viaje…)
3. Aprendiendo a gastar el dinero
Existen dos herramientas que nos ayudan a esto:
El presupuesto, es una planificación financiera que asigna un determinado dinero para gastarlo en diferentes categorías como pueden ser ropa, entretenimiento… Esto les ayudará a priorizar sus necesidades y a tomar decisiones bien pensadas y conscientes de cómo gastar su dinero. También es necesario que tengan un sitio en el que puedan ver su progreso, en el que puedan registrar sus ingresos y apuntar sus gastos.
Enseñar a los niños la diferencia entre deseos y necesidades. A la hora de comprar un producto se lo van a pensar dos veces: “¿Esto de verdad lo necesito o solo lo quiero ahora?” o “¿Puedo vivir sin esto?”. De esta manera desarrollarán la habilidad de diferenciar lo esencial del capricho y tomaran mejores decisiones.
Si este tema te interesa, te animamos a que leas los artículos sobre austeridad que encontrarás en la web. En ellos abordamos todos estas cuestiones con mayor profundidad.
3. TRADICIONES
Las tradiciones son pequeños actos que mantienen a la familia unida. Ofrecen oportunidades de crear nuevos recuerdos, compartir cariño y crear vínculos fuertes con cada miembro de la familia.
Son muchos los beneficios que conllevan las tradiciones familiares. Los Eyre nos hablan de que favorecen la comunicación y el vínculo en la familia, contribuyendo a crear un ambiente seguro, acogedor y predecible. Pueden ser, además, oportunidades para poner en práctica nuestros valores, enseñar y aprender unos de otros y estrechar lazos. Las tradiciones desarrollan nuestra sensibilidad y responsabilidad.
Seguro que tú mismo recuerdas las tradiciones propias de tu infancia y adolescencia. Incluso es probable que en tu familia existan costumbres que se repitan de generación en generación.
El establecimiento de costumbres no solo ayudará a que tu vida familiar actual sea más pacífica y gratificante, sino que también proporcionará a tus hijos recuerdos en los que poder inspirarse, sin importar dónde estén o quiénes sean cuando crezcan. Por ello, te animamos a que las retoméis y cultivéis.
Reflexiona sobre aquellas costumbres que ya tenéis instauradas y procura algunas nuevas.
Si te faltan ideas, te proponemos algunas:
Ronda de gratitud durante la comida familiar de los domingos.
Esconder y buscar huevos de Pascua.
Escoger un día al mes en el que se realiza alguna actividad cultural.
Participar cada año todos juntos en una actividad deportiva un día señalado.
Noche de cine.
Celebración original y auténtica de aniversarios, santos, cumpleaños, éxitos…
Pasar cada año unos días toda la familia junta en un periodo vacacional concreto (incluso cuando los hijos son adultos)
Cocinar un plato especial que evoque recuerdos inolvidables…
Para que algo se convierta en tradición simplemente hay que repetirlo en el tiempo. Así se convertirá en una fecha o actividad esperada y deseada por todos.
Como vemos, las tradiciones no tienen por qué hacerse sólo en momentos especiales como el cumpleaños, Navidad o verano. En el día a día también deben estar presentes las tradiciones, aunque sea aprovechando los momentos de la cena o un día del fin de semana.
También pueden ayudar las reuniones familiares de las que ya venimos hablando desde hace tiempo.
Todas estas costumbres serán útiles para compartir y convivir en familia y contribuirán a mantenernos unidos, por lo que no debemos esperar a días señalados para promover la conexión. ¿Te animas a ponerlas en práctica?
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