TEAM HOYT: Una historia ejemplar que trasciende las limitaciones físicas
La historia de Rick y Dick es una historia de inspiración que ya forma parte de la historia de los triatlones.
Rick nació en 1962 en Holland, Massachusetts en Estados Unidos, con una parálisis cerebral causada por la falta de oxígeno en el cerebro en el momento de su nacimiento. Debido a esto, le diagnosticaron tetraplejia espástica. A sus padres, Dick y Judy, se les informó de que no sería posible su desarrollo, incluso les aconsejaron llevarlo a una institución ya que viviría en estado vegetativo.
La historia de esta familia unida que trabajó con el valor del esfuerzo y la perseverancia desde el principio… El matrimonio decidió llevar a su hijo a casa y criarlo como a cualquier otro niño. Creían que juntos podrían conseguir lo que se propusieran.
Judy pasaba horas todos los días enseñándole el alfabeto a Rick, iban a la playa, jugaban y Rick reaccionaba. En cinco años tuvieron dos hijos más y estaban convencidos de que Rick era igual de inteligente que ellos, todo lo que hacían con ellos lo hacían con Rick. Este fue el comienzo de Dick y Judy, por incluir a Rick en su comunidad, proporcionarle una educación, y aprovechar los beneficios del deporte.
El matrimonio luchó por integrarle en el sistema de escuelas públicas. Presionando a los administradores para que vieran más allá de las limitaciones físicas de Rick. Dick recuerda la lucha y su esfuerzo por incluirle en todo, por eso querían que fuese a una escuela pública.
“Muchas personas trataron de dificultarnos las cosas, pero seguimos adelante” dijo Dick.
A los 12 años gracias a un grupo de ingenieros, Rick pudo expresar su voz a través de una máquina. Gracias a esto podía relacionarse con otras personas e ir al instituto. Finalmente fue admitido.
En el año 1977 se celebró una carrera benéfica por un jugador de lacrosse que quedó paralítico. Rick tenía 15 años y quería participar de algún modo y decirle a la gente que la vida merece la pena y que es importante continuar sin importar tu discapacidad. Esto fue una llamada a la acción para su padre. Dick nunca había corrido una carrera de fondo, pero decidió hacerlo por su hijo, participar juntos, empujando su silla…
Los padres hacen sacrificios desinteresados, practican el valor de la generosidad y el amor incondicional. La bondad y la generosidad son mucho más que un conjunto de actos, es una forma de caminar por la vida, de salir de nosotros mismos para conectar con los demás. Estos valores son el motor que nos impulsa a dar más de lo que pretendemos recibir.
Dick nos muestra su humanidad y pone de manifiesto el poder del valor del amor incondicional. Un padre que nunca renunció y no vio la discapacidad de su hijo como un obstáculo.
…Cuando llegaron a casa después de correr su primea carrera de 8 km, Rick le dijo a su padre, a través del ordenador, que cuando corría sentía que la discapacidad desaparecía. Eso significo mucho para Dick y así nació el “Team Hoyt”.
Dick comenzó a correr todos los días para entrenarse, sacrificando tiempo y energía por su hijo. Cuando Rick no podía entrenar con él, ponía una bolsa de cemento en la silla de ruedas o en su bicicleta y continuaba su entrenamiento.
Desde entonces, padre e hijo han participado en carreras durante más de 30 años, viajando alrededor de todo el país. Durante todas las competiciones, Dick va empujando la silla de su hijo o llevándole en bicicleta o tirando de un bote especializado cuando tienen que hacer pruebas de natación. A lo largo de su trayectoria completaron 72 maratones y 252 triatlones.
“Mi padre es el padre del siglo” dijo Rick en 2005.
El deseo de Dick era continuar mientras se lo pasaran bien juntos, disfrutando y estando sanos para poder hacerlo. En algunas entrevistas le preguntaron qué es lo que le motivaba en la vida: “Rick me motiva, Rick me inspira y me motiva”
Para reflexionar… Dick cuenta que, al principio, en las carreras la gente les miraba de manera extraña, nadie les hablaba, nadie quería tener nada que ver con ellos. Pero él no les culpa, dice que es normal que no están acostumbrados a ver gente como ellos. Con el tiempo, todos les facilitaban y se dieron cuenta de que Rick es una persona como cualquier otra.
Esto nos enseña como el valor del esfuerzo se va adquiriendo progresivamente y la importancia que tiene a la hora de perseguir nuestros objetivos. El esfuerzo es la capacidad que tenemos las personas para realizar tareas que pueden requerir voluntad y resultar largas o complejas.
Una persona con buena capacidad de esfuerzo o perseverante es capaz de superar la pereza y renunciar a la gratificación o la comodidad del momento, con el fin de perseguir un fin mayor. No se desanima ante los posibles obstáculos que puedan surgir.
Una historia con doble ejemplo
La historia de Rick es aún más sorprendente. Rick no solo se graduó en secundaria, también en la universidad de Boston consiguiendo un Diploma con un grado en Educación especial. A día de hoy vive en su propio apartamento. Tiene una estatua de bronce de tamaño real, ha ganado el premio ESPY, que es el premio deportivo más grande y ha ingresado en el Salón de la Fama del Maratón de los Marines. Entre otros premios ganados.
Rick quería transmitir un mensaje muy claro: Decirles a las personas discapacitadas que no tienen que quedarse postradas y ver la vida pasar.
Lo más fácil del mundo para él hubiera sido renunciar y darse por vencido, pero nunca lo hizo.
La historia del “Team Hyot” ha trascendido las fronteras. Han sido constantes los testimonios de gente anónima a los que han ayudado. Relatos de personas cuyas vidas se vieron afectadas positivamente por Rick y el equipo. Cartas de padres que escriben dando las gracias, dándose cuenta de cómo han hecho las cosas y como las pueden mejorar. La frase “Tú puedes” nos recuerda el coraje, la dedicación y cómo podemos servir siempre de guía a nuestros hijos.
Un ejemplo tan nítido sobre la importancia de la familia, los valores, la persistencia y el vínculo afectivo. Frente a estos valores no existen “los imposibles” para intentarlo.
Dick Hoyt falleció el 18 de marzo del 2021 a los 80 años, mientras dormía tras sufrir problemas de salud. Fue un padre que “sólo amaba a su familia y quería ser el mejor padre del mundo.” Sin duda intentó serlo, legando una historia que inspira a millones de personas en todo el mundo.