¿Te sientes incómodo cuando tu hijo llora?
Qué es la fobia al llanto y estrategias para superarla
La fobia de los padres al llanto de sus hijos no es una fobia formalmente reconocida en el ámbito psicológico, pero se denomina así porque cumple los requisitos necesarios para ser considerada una fobia. La fobia al llanto se describe como una reacción extrema de ansiedad, estrés o incomodidad frente al llanto infantil, que conduce a los padres a evitar por todos los medios que su hijo llore. Esto puede deberse a una mezcla de factores emocionales y cognitivos, como el temor a ser percibidos como malos padres, la sensación de impotencia, la incapacidad de manejar el estrés asociado al llanto o la necesidad de aliviar el sufrimiento del hijo .
Algunas características de la fobia al llanto
Reacción emocional intensa:
Ansiedad o nerviosismo inmediato al escuchar el llanto.
Sentimientos de culpa o frustración por no poder calmar al niño rápidamente.
Conductas asociadas:
Intentos desesperados de silenciar o calmar al bebé, incluso cuando la situación no es grave.
Evitación de situaciones en las que el bebé pueda llorar. Algunos ejemplos: reuniones sociales, espacios públicos u otras situaciones normales del día a día como es el acostarse o ir al colegio.
Irritabilidad o enfado hacia el niño, hacia otros cuidadores o incluso hacia sí mismo.
Cogniciones negativas:
Pensamientos recurrentes como: "Estoy fallando como padre/madre", "No sé qué hacer", “Debería ser capaz de aliviar el malestar de mi hijo”.
Miedo al juicio social por parte de otras personas al escuchar al bebé llorar. “Van a pensar que soy mal padre/madre”, “Pensaran que mi hijo es un maleducado”…
Impacto físico:
Síntomas de estrés como: palpitaciones, sudoración, tensión muscular, dolores de cabeza o estado de alerta continua.
Causas posibles de la fobia al llanto
Experiencias previas: Padres que fueron severamente juzgados o criticados durante su infancia pueden desarrollar una sensibilidad mayor al llanto.
Cultura y presión social: Expectativas de que los padres deben "controlar" a sus hijos o que el llanto sea considerado algo negativo.
Falta de preparación: Padres primerizos o personas con poco conocimiento sobre las necesidades normales de los bebés pueden sentirse desbordados.
Temperamento miedoso o evitativo: Las personas que encuentran problemas a la hora de regular sus propias emociones, sobre todo las relacionadas con el miedo y la angustia, tienen más dificultad a la hora manejar la incomodidad que supone el llanto de los hijos.
Estrategias para manejar este miedo o estrés la fobia al llanto
La buena noticia es que hay formas de manejar este miedo o ansiedad, y no tienes que hacerlo solo. Aquí van algunas ideas:
Infórmate: Saber que el llanto es una forma normal de comunicación para los bebés puede ayudarte a verlo con otros ojos. Muchas veces lloran porque tienen hambre, sueño o simplemente necesitan consuelo.
Practica el autocuidado: Técnicas como la respiración profunda, el mindfulness o incluso un rato de desconexión pueden ser claves para reducir tu nivel de ansiedad. Si estás mejor contigo mismo, manejarás mejor las situaciones complejas de la crianza.
Busca apoyo: Hablar con otros padres, un pediatra o incluso un terapeuta puede marcar una gran diferencia. No estás solo en esto, y compartir tus preocupaciones puede aliviar mucho la carga.
Normaliza el llanto: Recuerda que llorar no es algo malo. Es la forma que tienen los pequeños de expresar sus necesidades. No siempre es necesario "arreglar" la situación al instante; a veces, solo estar presente y ofrecer tu amor es suficiente.
Exponte al llanto: Como decíamos al inicio del artículo, al escuchar el llanto de nuestro hijo puede aumentar nuestra ansiedad y angustia considerablemente. Para intentar aliviar estas emociones, intentamos que nuestro hijo deje de llorar por todos los medios (acunándole, poniéndole música, dándole un paseo en coche…). El problema es que no siempre lo vamos a conseguir y es probable que nuestra ansiedad se dispare. Te animamos a que escuches a tu hijo llorar sin intentar a toda costa que deje de hacerlo. Como hemos mencionado, proporciónale lo que necesita y acompáñale mientras llora al tiempo que tu normalizas ese “sonido” como algo natural y transitorio.
Si este miedo o fobia está afectando a tu relación con tu hijo o tu calidad de vida, pedir ayuda profesional es un acto de amor hacia ti y hacia tu pequeño. Ser padre o madre es un viaje lleno de aprendizajes, y cada paso que das, incluso cuando te equivocas, está lleno de intención y cariño. ¡Tú puedes con esto!
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