MITOS Y FALSAS CREENCIAS EN LAS RELACIONES DE PAREJA
Enamorarse es fácil pero mantener el amor es mucho más complicado. Al inicio de la relación se pone mucha intención en agradar al otro y se pasan por alto los defectos. Esto es algo que sale sin esfuerzo ya que es consecuencia del cóctel hormonal, de la novedad y del deseo de gustar. Pero la realidad es que con el paso del tiempo, las emociones se van suavizando y van molestando aquellas cosas, a las que en su día, no se les dio importancia.
Hay muchos motivos que pueden deteriorar una relación. En este artículo nos detendremos en una de las principales: mitos o ideas irracionales que tenemos sobre cómo debe ser la pareja y la relación.
Vamos a analizar algunos de los mitos que más interfieren en el buen funcionamiento de las relaciones de pareja.
1. El mito de la perfección.
La perfección no existe y cuanto antes lo asumamos mejor. Buscar lo perfecto genera gran frustración y nos conduce a experimentar emociones y pensamientos negativos sobre la relación (“Esta relación no tiene futuro”), la otra persona (“No me quiere”) e incluso, sobre nosotros mismos (“No soy suficiente”). Si las expectativas son demasiado altas, ambas partes sufriréis mucho.
Una de las principales consecuencias de esta forma de pensar son los “deberías”. Es decir, mensaje tanto hacia a la pareja como hacia nosotros mismos en tono de exigencia. Por ejemplo: “Mi pareja debería saber lo que necesito” o “Yo debería estar a la altura siempre”. Como puedes imaginar, esta forma de pensamiento nos conduce a tener una visión poco realista de las relaciones. Los “deberías” conducen a la crispación dentro de las relaciones y casi con seguridad, a un distanciamiento entre los miembros de la pareja.
Con todo lo anterior no queremos decir que haya que resignarse y no buscar la mejoría. Por supuesto que se puede y debe mejorar pero si se persigue la perfección, no podrás ver todas las cosas buenas que tiene tanto tu pareja como la relación.
2. El mito de que la pareja te completa.
Creer que sin tu pareja no estás completo causa problemas como: dependencia, presiones al otro, exigencias o miedos.
Este mito nos conduce a experimentar altas dosis ansiedad y nos empuja a centrarnos excesivamente en la otra persona. De alguna manera nuestro bienestar depende de las actitudes o comportamientos del otro. Creemos que sin la otra persona, nos falta algo esencial para sentirnos bien y tenemos el convencimiento que no podremos sentirnos plenos sin ella.
Sentirte querido y protegido por tu pareja es sin duda una sensación reconfortante. No obstante, y aunque parezca paradójico, cuando te liberes de la idea de que sin tu pareja no estás completo te sentirás mucho más seguro de ti mismo y de la relación. Podrás expresarte con honestidad, pedir lo que necesitas y no tendrás miedo al rechazo o al abandono.
Como solemos decir en terapia: “¡Tú eres la tarta y tu pareja es la guinda!”
3. El amor debería ser fácil.
A veces pensamos que las discrepancias o las discusiones significan que la relación no tiene futuro. Podemos caer en la idea simplista e irracional de que si una relación tiene problemas no es una relación viable pero, nada más lejos de la realidad. Es bueno y sano que cada persona tenga sus pensamientos, emociones y expectativas propias. Además, por mucho que lo intentemos siempre habrá algún problema al que hacer frente. Evidentemente todo esto generará alguna que otra tensión o fricción pero con las habilidades de afrontamiento adecuadas, no supondrán ningún desgaste en la relación.
Aprovechamos este momento para hacer una reflexión sobre un tema que nos preocupa desde hace tiempo. La sociedad actual, tanto niños como adultos, persigue con demasiada ansia lo fácil. No queremos complicaciones ni problemas y al mínimo obstáculo por el camino, nos sentimos incómodos y buscamos la forma de deshacernos de ese malestar. Sería interesante pararse a pensar por qué ocurre esto: ¿no sabemos afrontar los problemas?, ¿tenemos una tolerancia al malestar demasiado baja?, ¿buscamos el bienestar por encima de cualquier cosa?... El resultado de buscar lo fácil es que se deja de luchar por lo importante y empezamos a vivir la vida a medias. No hay vida sin dosis de malestar o incomodidad y cuanto antes lo asumamos, más felices y libres viviremos.
4. Amor eterno.
La verdadera relación empieza cuando se pasa la fase de enamoramiento. Como decíamos al inicio del artículo, los primeros momentos de la relación suelen ser placenteros y agradables sin hacer grandes esfuerzos, pero a medida que pasa el tiempo, pueden aparecer desavenencias o desencuentros.
Pensar que el amor como algo estático es un error. Esto es así porque el amor, como cualquier otra emoción, fluctúa pero las acciones son más permanentes y tenemos más control sobre ellas. Hay que ver el amor como una acción y no como un sentimiento. El amor eterno como tal es un mito pero las acciones de amor se pueden tener siempre. Es decir, aunque en ese momento estés enfadado o cansado y sientas menos amor, puedes decidir cuidar y tratar bien a la persona. Por ejemplo: Yo hoy puedo sentir más rabia que amor hacia mi pareja porque ha vuelto a olvidar una cita que era importante para mí pero decido tratarle bien y darle un beso de buenas noches. Yo decido actuar desde el amor y no desde la rabia.
Si tu relación va a golpe de emoción puede resentirse mucho. Si quieres que tu amor sea eterno, orienta tus acciones hacia el amor.
Estos mitos aunque son normales debemos detectarlos para gestionarlos correctamente. A continuación te proponemos un ejercicio para que tomes conciencia de ellos y para que observes la repercusión que tienen tanto en ti como en tu pareja.
Durante una semana registra cada vez que te sientas mal en tu relación de pareja. Anota la situación en la que estabas, lo que pensaste, sentiste y cómo actuaste. Ejemplo: Situación: Acabo de tener una fuerte discusión con mi mujer. No conseguimos ponernos de acuerdo en un asunto familiar. Ella tiene un punto de vista y yo otro. Acabamos gritándonos y no solucionamos nada. Qué pienso: “No merece la pena tanto esfuerzo”, “No debería ser tan difícil”, “Si me valorara no cuestionaría todo”, “Si nos quisiéramos nos hablaríamos bien” Qué siento: Enfado, tristeza, cansancio. Qué hago: Doy un portazo y me voy. No le hablo durante el resto del día.
¿Algún pensamiento refleja alguno de los mitos que hemos expuesto con anterioridad? Ejemplo: “No merece la pena tanto esfuerzo”— El mito del amor debería ser fácil “No debería ser tan difícil”—El mito del amor debería ser fácil “Si me quisiera no me cuestionaría tanto”—El mito del amor eterno “Si nos quisiéramos nos hablaríamos bien”—El mito de la perfección
¿Qué sucede con tu estado de ánimo cuando te quedas atrapado en pensamientos sobre lo que está mal en tu relación o en tu pareja? Ejemplo: Me entran ganas de dejar la relación.
¿Qué crees que ocurriría si te consiguieras librar de esas ideas irracionales? Ejemplo: Seguramente conseguiríamos llegar a acuerdos con más facilidad y lucharía más por la relación.
No dejes que estás ideas irracionales y equivocadas deterioren tu relación. Date cuenta de ellas y aprende a gestionarlas de forma correcta. No os rindáis si vuestra relación no está en su mejor momento. Podéis aprender a contemplar el amor y gestionarlo de otra manera. Como hemos comentado anteriormente: ¡Nadie dijo que la convivencia en pareja fuera fácil!
Si te interesa leer más sobre pareja y matrimonio te animamos a que visites este enlace.
Para la elaboración de este artículo hemos consultado los siguientes libros: “ACT with love” de Russ Harris, "solos TÚ y YO otra vez" de Carmen Serrat-Valera, "Terapia de parejas" de Miguel Costa y Carmen Serrat-Valera, y los apuntes y materiales del modelo de terapia de parejas del Master de Psicología, basado en la evidencia de Francisco Labrador que imparten, en la UCM, Carmen Serrat-Valera, Paula Gordillo y Mónica Sánchez Reula.
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