¿Mi hijo abusa de las pantallas?
Tu hijo: ¿pasa varias horas al día delante de una pantalla?, ¿se enfada o irrita cuando tiene que desconectarse?, ¿se pone nervioso cuando no tiene internet o se va a quedar sin batería?, ¿usa el móvil al mismo tiempo que hace otras cosas? o ¿se aísla del resto de personas para centrarse en sus redes sociales? Si has respondido SI a la mayoría de estas preguntas, puede que tu hijo esté haciendo un uso excesivo de pantallas.
Aunque sabemos que la tecnología bien empleada puede tener muchas ventajas, un mal uso de la misma puede acarrear problemas tanto a nivel social como psicológico.
Veamos algunas claves para prevenir el abuso de las pantallas:
- Establecer una atmósfera familiar positiva. Crear un ambiente de confianza y complicidad es un buen punto de partida para afrontar correctamente los retos de la crianza. Para que tus hijos hagan un uso adecuado de las pantallas, habrá que dedicar tiempo a la comunicación y la negociación y hacerlo en un clima familiar positivo es clave.
- Predicar con el ejemplo. Tu forma de utilizar la tecnología influye mucho en la forma en la que lo hacen tus hijos. Debes ser coherente y hacer un uso responsable de la misma. Si crees que pasas mucho tiempo delante de las pantallas y quieres ponerle solución, no dejes de leer este artículo.
- Gestionar adecuadamente emociones difíciles. Ansiedad, frustración, aburrimiento, irritabilidad… Por un lado, los jóvenes pueden utilizar las pantallas como herramienta para controlar sus emociones pero por otro, la tecnología puede ser el origen de tales sensaciones. Si tus hijos disponen de habilidades eficaces y constructivas para gestionar sus estados internos, no recurrirán a la tecnología para hacerlo.
Antes de continuar queremos destacar una tendencia cada vez más frecuente que puede dar lugar a problemas en un futuro. Muchos padres utilizan la tecnología para que los hijos se entretengan y no molesten, para que se relajen un poco antes de dormir, para calmarles tras una rabieta… Aunque a priori parezca algo sin importancia, estamos contribuyendo a que nuestros hijos dependan de la tecnología para gestionar emociones y a inducir adicción a las pantallas. Nuestro consejo es que no utilices las pantallas para este fin sino que enseñes a tu hijo opciones más saludables y con menos consecuencias negativas a la larga.
- Ayudarles a gestionar su tiempo. En este punto, tú tienes mucho que ver. Puedes hacerlo estableciendo límites de uso, utilizando herramientas de control parental, ofreciéndole otras alternativas de ocio… Al principio el control vendrá de ti pero con el tiempo y a medida que van interiorizando lo aprendido, irán consiguiendo su propio autocontrol.
- Límites claros y firmes. Las pantallas están diseñadas para generar cierta dependencia por eso es importantísimo que establezcas unas normas desde el principio. No nos referimos únicamente al tiempo de uso sino también al tipo de contenidos, de aplicaciones y juegos o los lugares donde se utilizará la tecnología. Puedes profundizar en este tema leyendo el artículo “Uso de pantallas según la edad. Recomendaciones generales”.
- Dejar espacio para actividades no relacionadas con pantallas. Actividades extraescolares, aprender idiomas, practicar deporte (si es de equipo mucho mejor), viajes, campamentos, voluntariados, meriendas con amigos… No perder el contacto con la realidad y con el resto de personas “cara a cara” es uno de los mejores preventivos. Hay mil opciones posibles que además de ser saludables, son alternativas que pueden resultarles muy atractivas a tus hijos. Además, es importante que fijéis momentos sin pantallas en los que ningún miembro de la familia haga uso de ellas (comidas, mientras se ve una película, antes de dormir…)
Pero sabemos que esta tarea no siempre es fácil y pueden aparecer problemas. A continuación te mostramos algunas de las señales de que se está abusando de las pantallas:
- Necesidad de estar cada vez más tiempo conectado. En muchas ocasiones perdiendo incluso la noción del tiempo.
- Descuido de áreas vitales. Pasar menos tiempo con amigos, abandonar estudios o dormir poco para centrarse en las pantallas.
- Falta de autocontrol. Dificultad para gestionar su propio comportamiento y sus emociones cuando la tecnología está implicada de una manera u otra.
- Cambios frecuentes de humor. Irritabilidad, ansiedad, depresión…
- Aparición de malestar e incomodidad cuando no puede hacer uso de las pantallas.
- Poca o nula conciencia del problema. Es decir, no consideran que el uso que hacen de la tecnología sea excesivo o que les esté perjudicando.
El mero hecho de presentar algunos de estos síntomas no quiere decir que tu hijo tenga un problema con la tecnología. No obstante, nuestro consejo es que si detectas alguno de ellos, los abordes con inmediatez y si sientes que solo no puedes, pidas ayuda a un profesional.
Si estás interesado en que tus hijos tengan una relación sana con la tecnología, te animamos a que leas nuestros artículos sobre pantallas. En ellos encontrarás todo lo que necesitas para que tus hijos hagan un uso responsable de las pantallas.
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