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Educar en valores: una difícil pero apasionante tarea


Como todos sabemos, educar a nuestros hijos es una tarea difícil y llena de incógnitas. Una carrera de obstáculos y dudas, de aciertos y errores. Al igual que nadie nos enseña a ser hijo, tampoco nos enseñan a ser padres. Se puede decir que la educación es un proceso en el que, mientras nuestros hijos se forman como personas, nosotros lo hacemos como padres.

A lo largo de nuestra labor como educadores surgen tantos interrogantes que podemos vernos abrumados e incluso cuestionar nuestra valía como padres. Y puede que más de una vez te surja la pregunta: “¿Qué quiero para mis hijos?”. Siendo normalmente el deseo común de que sean personas responsables, íntegras, trabajadoras, solidarias, equilibradas y buenas y además, que sean felices.

Y alcanzar este ambicioso deseo, se convertirá en uno de los proyectos más importantes que tendrás entre manos. ¿Eres consciente de ello? ¿Quieres llevar tú la dirección, gestión y control de este proyecto, o por el contrario quieres que les eduque la calle, una telebasura carente de valores, videojuegos violentos o los malos ejemplos de sus amigos?

Todo esto no es una elección sencilla, sobre todo por la influencia de la sociedad en la que vivimos. Educar es una tarea compleja, es más, junto con la convivencia en pareja, es uno de los trabajos más difíciles a los que nos enfrentamos. Vamos con mucha ilusión pero sin apenas preparación.

Pero querer es poder y la familia es un lugar estupendo para hacerlo. Los niños, prácticamente desde que son bebés, aprenden y se van haciendo una idea de lo que es bueno o malo, comienzan a hacerse una composición sobre cómo es el mundo y las personas… son como esponjas que absorben todo lo que ven y escuchan.

Empecemos desde que son pequeños a enseñarles los valores que consideramos importantes.

La ciencia nos ayuda en la búsqueda de valores que contribuyan a conseguir hijos felices e íntegros, señalando algunos como el valor del esfuerzo, del trabajo, de la honestidad, de la solidaridad, de la austeridad frente al materialismo y al consumo desmedido, la importancia de vivir una vida con sentido y propósito, etc. ¿Y qué mejor lugar que en la familia para aprenderlos y asumirlos?

Afortunadamente disponemos de muchos recursos para hacerlo. Los cuentos, juegos, el cine, debates… infinidad de forma de educar en valores de forma divertida pero eficaz. En nuestra área de recursos encontrarás mucho material valioso.

Pero no olvidemos que no hay nada mejor que nuestro ejemplo. Ser modelo de responsabilidad, honestidad, justicia, compromiso… es el mejor instrumento para que nuestros hijos también lo sean.

EDUCAR

Educar es lo mismo

que poner motor a una barca…

hay que medir, pesar, equilibrar…

… y poner todo en marcha.

Para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino…

un poco de pirata…

un poco de poeta…

y un kilo y medio de paciencia

concentrada.

Pero es consolador soñar

mientras uno trabaja,

que ese barco, ese niño

irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes,

hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestra propia barca,

en barcos nuevos seguirá

nuestra bandera

enarbolada.

Gabriel Celaya

 

¿Y cómo educar en valores cuando parecen estar pasados de moda?

Oímos con frecuencia, y por desgracia también lo observamos, que vivimos en una sociedad en la que los valores están en crisis. Comprobamos cómo la mayoría de los jóvenes buscan el placer por encima de todo, se rigen por la ley del mínimo esfuerzo o dejan que sean otros los que decidan por ellos. Sin embargo no hay que olvidar que los jóvenes son un reflejo de nosotros mismos, somos sus modelos y sus maestros. Es fácil resignarse y echar balones fuera porque es más cómodo culpar a la televisión, los amigos, la tecnología, los políticos… No nos confundamos, el lugar donde más aprenden nuestros hijos es dentro de la familia y es precisamente aquí, con el ejemplo, con paciencia, las ideas claras y con cariño, desde donde podemos conseguir la transmisión de valores.

La educación en valores no debe basarse en aprender la lección de memoria sino que requiere una comprensión por parte de nuestros hijos. Deben entender no sólo el significado de la honradez, el compromiso, la familia o cualquier otro valor que consideremos importante en su formación, sino también tener una actitud crítica ante los mismos y vivir coherentemente con ellos.

Hay un gran abanico de valores que cambian con el tiempo y que varían de unas personas a otras. Pero sean los que sean, estos valores, se convertirán en los principios que regirán sus vidas, motivarán sus comportamientos y decisiones y les guiarán en las dificultades.

Por el contrario, cuando no se dispone de un sistema sólido de valores suelen aparecer comportamientos desadaptativos, surge el comportamiento antisocial y la convivencia se hace muy complicada.

Como padres debemos tener claro la prioridad que le damos a cada valor y el papel que queremos que juegue en la vida de nuestros hijos. No dejemos en manos de otros una decisión tan importante. A veces nadar contracorriente se convierte en la opción más adecuada.

La educación en valores, hoy día, es una carrera en la que encontramos muchos obstáculos pero al mismo tiempo es una aventura apasionante. Educar a nuestros hijos para que puedan desenvolverse en la vida siendo ellos mismos, para que puedan desarrollarse como seres humanos y para que tengan la inquietud de mejorar cada día un poco más. Sin duda, es el mejor legado que podemos dejarles para lograr ser realmente libres. Te invitamos a visitar nuestras distintas guías en las que encontrarás pautas útiles y eficaces para ayudarte en esta tarea.

 

“La enseñanza de valores es fundamental para que las personas encuentren el sentido de su vida y, en el caso de los jóvenes, estos cumplen la misma función que una brújula, pues les muestran la ruta que deben tomar en su vida, ruta cuyo último objetivo es alcanzar la felicidad” (Henry Condía. Profesor)

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