La autoestima de los padres
En el artículo "¿Qué entendemos por autoestima?" hemos hablado sobre cómo la autoestima juega un importante papel en el bienestar de los jóvenes. En este artículo te daremos las pautas generales que necesitas comenzar a aplicar como padre o madre para servir de ejemplo en su educación.
La autoestima de los padres
La autoestima de nuestros hijos se desarrolla en gran medida en función de la relación que tienen con nosotros. Los padres que se sienten seguros de sí mismos, que se aprecian y que aceptan sus limitaciones, son más capaces de generar entornos seguros y positivos. Pero no sólo eso sino que además se ha comprobado que los padres con la autoestima sana:
Disfrutan más de la familia y promueven planes juntos.
Afrontan mejor los problemas y dificultades. Además, llegan a acuerdos con el otro progenitor más fácilmente.
Experimentan más emociones positivas tanto dentro como fuera de la familia.
Muestran más afecto y sus críticas son constructivas.
Son más habilidosos y creativos en la crianza de sus hijos.
Sobreprotejen menos a sus hijos, favoreciendo un aumento de su autoestima.
Elogian a sus hijos de una manera equilibrada y constructiva. Encuentra todo lo que necesitas saber sobre “Qué y cómo reforzar” en este link
¿Crees de deberías trabajarte tu autoestima como padre? Sigue estos sencillos consejos:
1. Haz un poco de autoanálisis. Es recomendable saber de qué punto partes. Algunas preguntas que puedes hacerte:
¿Cuáles son mis cualidades y mis defectos?
¿Qué es lo que más y lo que menos me gusta de mí mismo?
¿Cuáles son mis éxitos y mis fracasos?
Cuando cometo un fallo, ¿cómo me hablo a mí mismo?
Cuando algo me sale bien, ¿cómo me hablo a mí mismo?
¿Acepto mi propia mi vulnerabilidad y me muestro compasivo conmigo mismo? ¿Acepto la de los demás y soy compasivo con sus errores?
¿Me comparo permanentemente con los demás intentando salir favorecido en la comunicación?
2. Acepta tus errores y debilidades. Todos metemos la pata así que dale la importancia que tiene a tus equivocaciones. En todas las áreas de nuestra vida cometeremos equivocaciones y habrá cosas que no nos saldrán cómo esperábamos. Lo mismo ocurrirá en la paternidad. Como siempre decimos, nadie nos enseña a desempeñar uno de los oficios más difíciles que es ser padres así que, si o si, asume que cometerás
fallos. Tratarte con cariño siempre es sanador pero ser amable contigo mismo ante tus errores, lo es mucho más.
3. Aprende de tus errores. Además de no machacarte por cometerlos, debes pararte a pensar: ¿cuál ha sido realmente el fallo?, ¿qué puedo hacer para prevenir un error igual o similar en el futuro?, ¿me vendría bien algo de orientación?... Céntrate en las opciones de mejora y no en la autocrítica desmedida. Las palabras tienen un efecto poderosísimo, de modo que si ante tus errores no dejas de decirte cosas como “soy un desastre”, “que mala madre soy”, “mis hijos se darán cuenta de lo torpe que soy como padre”... acabarás sintiéndote un fracaso. Aprende la lección que hay detrás de cada error, invierte tu tiempo en adquirir los conocimientos que te hagan falta y pasa página.
4. Cuidado con el perfeccionismo. Querer hacer las cosas correctamente está bien pero buscar incansablemente la perfección, te hará sentir mal con frecuencia. Por ejemplo, cuando se tienen hijos hay que olvidarse de tener la casa ordenada, la ropa perfectamente planchada, llegar a los sitios puntuales, poder acudir a todas las tutorías... Tener hijos no nos convierte en superhéroes de manera que habrá muchas cosas a las que no llegaremos. En el trabajo pasa más de lo mismo. Hay muchos factores que influyen en el resultado. Si quieres llegar a todo y hacerlo todo perfecto, te verás a menudo arrastrado por la frustración. Ajusta tus expectativas a la realidad y ve marcándote metas realistas.
Antes de continuar, hacemos hincapié en la búsqueda del perfeccionismo en casa. Nuestro consejo es que asumas que no existe la madre o el padre “perfecto”. En esta línea te recomendamos algo mucho más constructivo: pasa tiempo de calidad con tus hijos. Muchos de los errores son fruto del cansancio y el estrés diario. Las prisas, los gritos, las mil tareas... así no hay quien se libre de meter la pata. Busca espacios para compartir y en los que estar relajados. Puedes preparar un picnic, visitar una exposición, ver una peli en casa... Estos momentos amortiguaran el caos de aquellos que no salen tan bien como te gustaría. No te cargues con toda la responsabilidad y te culpes por no llegar a unos estándares determinados.
5. Aprende a “decir no”. Si, a ir a la función de Navidad; Si, a comprar la cartulina para el proyecto de ciencias; Si, a hacer de taxista y llevarles a todos lados en coche; Si, a preparar una comida diferente a cada uno; Si, a... Si dices “si” a todo te acabarás sintiendo como un siervo de los demás y probablemente acabes desmotivado, malhumorado y desengañado con la vida y con la paternidad. Además de enseñarles a no hacerse cargo de sus responsabilidades. Recuerda que la relación padres-hijos es bastante desequilibrada así que no esperes recibir lo mismo que das. No te frustres y mejor di no de vez en cuando ¡que es muy sano! Al mismo tiempo que les ayudas a ser resistentes y responsables.
Esta es una formula sencilla de hacerlo: • DI ALGO POSITIVO “Me encantaría poder ayudarte pero...”, “Entiendo que para ti es importante...” • DI “NO”: “Me es imposible, lo siento mucho”, “Ahora mismo tengo cosas que hacer”, “No puedo ayudarte con lo que me pides”... • PROPÓN UNA SOLUCIÓN ALTERNATIVA (opcional): “Si te parece cuando termine te ayudo”, “¿Qué te parece si...?”
6. Reserva tiempo para ti. Las obligaciones diarias nos exigen mucho pero no puedes olvidarte de dedicar tiempo a ti mismo. Ser padre no significa dejar de ser marido, mujer, amigo, hermano, deportista... No renuncies a todo por criar a tus hijos porque, por mucho que quieras a tus hijos, te acabarás sintiendo muy insatisfecho contigo mismo y con tu vida. Es cierto que los hijos, sobre todo a determinadas edades, son muy dependientes pero te animamos a que todos los días te reserves unos minutos para ti. Cosas tan simples como ducharte sin tener espectadores, leer un libro que no sea el de Pepa Pig o tomarte un vino con tu pareja pueden darte esos pequeños respiros que todo padre necesita.
7. Trabájate tus puntos débiles. Aunque hemos dicho que es normal cometer errores y que tenemos que tratarnos con amabilidad, debemos analizar si hay cosas que debemos mejorar. Por ejemplo: si se me suelen olvidar las citas con el pediatra, si no suelo tener la ropa de deporte limpia el día que toca o si no tengo suficiente compra para hacer la comida... debo sentarme con lápiz y papel y buscar soluciones. Si estás muy bloqueado, pide ayuda a un amigo o ten un papel en la nevera donde anotes lo importante. Incluso puedes implicar a toda la familia y hacer un concurso sobre quién se acuerda de más cosas. A veces tener una visión externa nos ayuda a centrarnos.
8. Potencia tus puntos fuertes. Aunque como hemos dicho podemos intentar compensar o mejorar nuestros puntos débiles, no siempre será posible. Por eso es importante que además, desarrolles tus fortalezas y no te centres únicamente en lo negativo. Tener en cuenta y potenciar los puntos fuertes es una buena forma de mejorar tu autoestima. Ejercicio: Haz una lista de todas tus fortalezas. Después proponte potenciar cada semana una de ellas. Por ejemplo: si te consideras una persona generosa puedes invitar a un compañero a un café, pasar algo de tiempo con una persona que te necesita...
9. Piérdele miedo a lo que opinan los demás. Estamos programados para compararnos con los otros porque nos permite, entre otras cosas, mantenernos dentro del grupo y sobrevivir. Pero pretender gustarle a todo el mundo es un gran error. Atrévete a exponer tus ideas aunque sean diferentes, vístete con aquello que te gusta aunque no esté a la moda... Se tú mismo y actúa según tus ideas y valores.
¿Cómo cultivar la autoestima en casa?
Como puedes ver la autoestima se va desarrollando poco a poco y se sostiene en los cimientos que creamos, sobre todo, en nuestra infancia y adolescencia.
Estas etapas coinciden con los años que mayor influencia tenemos los padres en los hijos. Cuando somos pequeños nos vemos reflejados sobretodo en nuestros padres. Es decir, aprendemos a valorarnos en la medida que ellos nos valoran. De manera que te animamos a que los valores y motives, porque su autoestima dependerá en gran medida, de cómo los trates y de los mensajes que les lances.
Te dejamos aquí algunas ideas:
✓ Acepta a tu hijo tal y como es
Todos, incluidos tus hijos, tenemos cualidades y defectos y es algo que debemos aceptar. Nadie es perfecto y pretender serlo o que lo sean es un error. Trabaja para aceptar a cada uno de tus hijos sin compararles con nadie. Siempre habrá alguien que saque mejores notas, sea más amable o más obediente pero el primer paso no es la crítica y la presión sino la aceptación. Desde ahí, las posibilidades de mejora serán mucho mayores y su autoestima se verá fortalecida aunque les corrijas.
También es normal que tengas cierta predilección por alguno de tus hijos o que alguno de ellos te ponga más nervioso que el resto. No te sientas mal por ello porque es lo más seguro es que, a pesar de todo, el amor hacia ellos sea exactamente el mismo.
✓ Manifestar el amor y la aceptación incondicional
La seguridad en uno mismo tiene mucho que ver, sobre todo en los primeros
años de vida, con lo seguros que nos sentimos en nuestro entorno. Que tus hijos se sientan queridos es esencial para que se acepten y se quieran como son. Por eso, es importante que cuando metan la pata corrijas y que al mismo tiempo mantengas el afecto y el respeto. Frases como: “eres valioso o estupendo”, “estoy orgulloso de ti”, “confío en ti” o “puedes hacerlo” son buenas formas de mostrar nuestro amor.
✓ Fomenta su autonomía
No esperes a que tu hijo sea mayores para delegar en el tareas y/o decisiones. Poco a poco ve haciendo partícipe a tu hijo en el día a día familiar para fomentar su independencia. Se sentirá importante, capaz y talentoso. Esos pequeños logros cotidianos, son muy importantes en el desarrollo de la autoestima.
Una vez más te animamos a que no sobreprotejas y que dejes que vayan volando solos.
✓ Ganarse los privilegios
Si quieres que tu hijo desarrolle una sana autoestima, motívale para que se esfuerce y luche para conseguir lo que quiere. No se lo des todo hecho porque cuando se sienta responsable de sus logros, se sentirá capaz y ganará seguridad en sí mismo para afrontar futuros retos. Pero por el contrario, si consigue todo lo que quiere sin el mínimo esfuerzo nunca podrá potenciar ni ser consciente de todas sus fortalezas.
✓ Elogia los logros
El elogio además de ser muy constructivo, motiva. Celebrar los logros del niño y destacar sus cualidades es una buena manera para mejorar su autoestima. Tampoco te olvides de elogiar su esfuerzo aunque el resultado no haya sido el esperado. Se trata de adoptar una perspectiva diferente, más focalizada en sus cualidades como persona, evitando centrarse únicamente en el resultado. Con este enfoque aprenderá a manejar mejor los fracasos y las equivocaciones.
Es importante reforzar pero sin pasarnos de la raya. Si todo lo que hacen bien, por pequeño que sea, se lo elogiamos, acabamos siendo poco creíbles y el refuerzo pierde su efecto. Tanto es así que se ha comprobado que los niños que están “hipervalorados” reaccionan peor a los errores, las críticas y la desaprobación. ¡Justo lo contrario de lo que queremos conseguir!
✓ Potencia sus fortalezas
Descubre lo que se le da bien a tu hijo y anímale a potenciar esas cualidades. Los padres en ocasiones somos como radares que detectan fallos y cosas que deben mejorar, y aunque por supuesto hay que corregir los fallos, deja también espacio para que desarrolle o dedique tiempo a aquellos aspectos que se le dan bien. Se sentirán motivados, capaces de enfrentarse a retos, tendrán la experiencia de hacer bien las cosas…
✓ Procura no compararle
Ni de forma negativa ni positiva. Es importante que el niño se sienta valorado por ser él mismo, no por ser mejor o peor que otro. Valora sus virtudes y elógiale, o corrige sus errores, pero procura hacerlo SIN compararlo con los demás. Ten especial cuidado en comparar entre hermanos. Suelen surgir enfrentamientos y la atmosfera familiar se puede ver muy dañada.
Te recomendamos que leas nuestra guía “Celos entre hermanos”. Encontrarás ideas para reducir la rivalidad en casa.
✓ Formula críticas constructivas y enfocado en lo positivo
Si nuestro hijo actúa mal, debemos corregirle para que aprenda a hacerlo mejor pero es importante corregir desde el afecto y respeto y no desde la crítica desmedida. Recuerda que los mensajes que les lanzamos, sobre todo en las primeras etapas, son muy importantes en la construcción de la autoestima y autoconcepto. Por eso, cuando tenga un mal comportamiento juzga las conductas y no generalices, no es lo mismo decir “no seas malo” que “está mal que pegues a tu hermano”.
También cuida tus palabras. Los niños y también los adolescentes, son muy literales. Esto quiere decir que si tú le dices a tu hijo “eres un holgazán” o “eres un mal hijo” es muy probable que se lo crean sin más. Cuida tu lenguaje y ten siempre palabras amables para tus hijos. Aprende a corregir desde el cariño.
Sigue estos consejos para corregir de forma constructiva:
1. Sé concreto y céntrate en el problema.
Los niños, al igual que los padres, tropiezan con frecuencia con la misma piedra. Es normal que si ya has corregido mil veces el mismo fallo, te enfade cada vez que vuelve a cometerlo. Pero no debes descargar toda tu frustración sobre la espalda de tu hijo porque puede sentirse muy culpable o incluso desconcertado. Los problemas hay que tratarlos de uno en uno y dejando las experiencias pasadas aparcadas a un lado. Hay que enseñarles a aprender de sus fallos y no a machacarse cada vez que los cometan.
2. Anima a tu hijo a que detecte el problema o fallo.
Nuestros hijos no siempre saben que lo que hacen está mal o que hay una mejor forma de hacerlo. No hay que olvidar que ellos aún tienen muchas cosas por aprender y que nosotros disponemos de muchas estrategias para echarles una mano. Te animamos a que ante un problema o dificultad, les ayudes a revisar lo ocurrido, a analizar las consecuencias y a generar posibles soluciones. De esta forma no sólo les ayudamos a que se enfrenten sin miedo a sus propios fallos sino que además les demostramos que nuestro amor hacia ellos es incondicional, liberándoles de la pesada carga de “ser perfectos”.
3. Ayúdale a que sea él mismo el que resuelva la situación
A veces para evitarles sufrimiento o para no perder el tiempo porque nosotros lo hacemos más rápido, les resolvemos sus problemas o les damos respuesta a todas sus preguntas. Dejemos que sean ellos los que lleguen a sus propias soluciones y que se sientan protagonistas de sus vidas. Estaremos ayudándoles a creer en sí mismos y a no dejarse derrotar por los problemillas cotidianos que van surgiendo.
4. Felicita a tu hijo por sus logros
Y como no todo será corregir, no dejes que los logros de tu hijo se queden sin reconocimiento. Cada vez que haga algo bien, felicítale e incluso puedes premiarles cuando haya hecho un gran esfuerzo. Que tu hijo sienta que aunque de vez en cuando meta la pata también hace cosas bien, le hará ver la vida de otro color.
Procura evitar las etiquetas. Las etiquetas tanto positivas como negativas (“el listo”, “el vergonzoso”, “el payasete”…) debemos evitarlas siempre que sea posible. Una etiqueta positiva puede generar ansiedad en el niño intentando cumplir siempre con tus expectativas y sintiéndose muy mal cuando no lo consigue, y las negativas pueden perjudicar la autoestima, haciéndose una idea equivocada de su valía o de sus características.
Anímale a expresar sus emociones y opiniones. Validar sus emociones y opiniones y darle importancia contribuye a que se acepten tal y como son. Asumen que no pasa nada por estar enfadado, triste o disgustado o que no siempre tenemos que pensar igual que el resto de las personas. Para que ellos lo hagan, hazlo tú también. Normalizar estas cosas ayuda a que se sientan mejor consigo mismos.
Cultiva tu propia autoestima, confianza y valores. Como siempre decimos, conviértete en el mejor ejemplo que tu hijo pueda seguir. Si necesitas ideas o información adicional, puedes leer el punto “La autoestima de los padres”. Evita la sobreprotección. Cuando proteges a tu hijo en exceso, le envías el mensaje de que él no puede o que el mundo está lleno de peligros. Deja que se enfrente a las pequeñas adversidades propias de su edad, prestándole tu apoyo y guía.
Lecturas recomendadas
- “Sé amigo de ti mismo”
Autor: José Vicente Bonet
Editorial: Sal Terrae
Es un manual de referencia sobre la autoestima. Qué es, su importancia, ejercicios para potenciarla… Todo lo que necesitas saber lo encontrarás en este libro de fácil lectura. Consultar
- “Autoestima en 10 días: Diez pasos para vencer la depresión, desarrollar la autoestima y descubrir el secreto de la alegría”
Autor: David D. Burns
Editorial: Paidós
Un libro de autoayuda que recoge todo lo que la ciencia ha descubierto sobre la autoestima. Con un lenguaje sencillo y gran cantidad de ejercicios y ejemplos el autor nos ayuda a querernos más a nosotros mismos y a disfrutar la vida. Consultar
- “Un niño seguro de sí mismo; Cómo reforzar la autoestima de tu hijo”
Autor: Paola Santagostino
Editorial: Obelisco
Tener una autoestima baja durante la infancia y adolescencia puede dar lugar a problemas durante la vida adulta. En este libro encontrarás estrategias para reforzar la confianza de tu dijo para que se sienta seguro de sí mismo. Consultar
- “Hijo, tú vales mucho”
Autor: Fernando Alberca de Castro
Editorial: Almuzara
Un libro práctico y didáctico para ayudar a tu hijo a desarrollar todo su potencial. Honradez, creatividad, responsabilidad… Todas esas fortalezas que contribuyen a alcanzar metas y a sentirse bien con uno mismo.
1. ¿Qué entendemos por autoestima? (estás aquí)
2. La autoestima de los padres
3. Autoestima: propuestas prácticas para niños menores de 6 años
4. Autoestima: propuestas prácticas para niños de 6 a 12 años
5. Autoestima: propuestas prácticas para adolescentes
Si te interesa puedes descargarte la Guía Completa o leer cada uno de los artículos.
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