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Ideas para conectar con tu hijo

En ocasiones la educación de los hijos se centra en regañar, señalar lo que está mal, pelear o corregir. Nos parece importantísimo enseñarles a hacer las cosas bien, pero creemos que no podemos caer en el error de reducir la crianza a eso. Son muchos los estudios que nos dicen que por cada interacción negativa o tensa, se deberían tener al menos cinco positivas para conseguir tener una relación gratificante.


Tener una buena relación con los hijos facilita mucho la crianza y mejora el bienestar de la familia. Hay mayor confianza, cooperación y respeto, lo que, sin duda, contribuye a que el clima familiar sea positivo y saludable, y que nuestros esfuerzos educativos logren los resultados deseados.


A continuación te damos unos consejos para conectar mejor con tu hijo y para que vuestra relación sea cada día mejor.


A) El contacto físico es importante

Hoy en día sabemos que el contacto físico es muy importante para generar apego, sensación de afecto y seguridad.

Abrazos, cosquillas, besos… Cualquier contacto físico tiene gran relevancia a la hora de conectar con tu hijo. Es cierto que a medida que crecen son algo más reacios a estas muestras de afecto, pero no por ello debemos dejar de hacerlo. Seguro que hay formas con las que tu adolescente se siente cómodo (estar juntos en el sofá, un masaje capilar o de pies…)



B) Utiliza el sentido del humor

Ya hemos hablado de la importancia del sentido del humor en la crianza. Las risas y el buen humor ayudan a generar un ambiente familiar relajado en el que conectar los unos con los otros se convierte en algo sencillo.

Si quieres saber más sobre cómo promover el sentido del humor en casa, lee aquí.


C) Limita tu tiempo de uso de dispositivos

Cuando estés con tu hijo, apaga la tele, suelta el móvil y cierra el ordenador. Necesita saber que, durante ese rato compartido, es tu prioridad. Para poder conectar con tu hijo es necesario que le escuches y que le prestes atención por eso te animamos a que elimines estas fuentes de distracción.


D) No te olvides del tiempo especial

Sabemos que no es fácil encontrarle hueco a determinadas actividades en nuestras rutinas, pero esta merece la pena. Dedica unos 15 minutos al día a tu hijo (si tienes varios hijos puedes reducir un poco este tiempo, pero no prescindir de él). Un rato para él y para ti. Sin distracciones ni interrupciones. Donde podáis hablar, jugar, realizar alguna actividad… Un buen momento puede ser antes de dormir. Puedes meterte en la cama con él y leer un cuento, charlar sobre cómo ha ido el día… No hay que programar nada en concreto pero si reservar ese ratito y disfrutarlo.

Antes de continuar, nos gustaría detenernos en un aspecto importante. Debemos vivir de forma más presente y consciente. No sólo en lo que a la crianza se refiere sino cualquier momento de nuestra vida. ¿Has convertido las prisas en un hábito? Si es así, te animamos a que pises el freno. No siempre es necesario correr. La educación requiere paciencia y tiempo. Tu hijo aprende y hace las cosas a su ritmo. No te desesperes si es muy lento comiendo, vistiéndose o no le metas prisa cuando esté jugando o pintando. Una forma de conectar es respetando estos tiempo y acompañándole en sus avances y actividades.


E) Acompáñale en los momentos difíciles

Cuando nos sentimos vulnerables, indefensos o con miedo, es cuando más necesitamos que nos acompañen y apoyen. Las personas que están en estos momentos, son con las que más conexión generamos. Las que están en los momentos malos, son con las que nos apetece compartir los buenos.

Seguro que esto ya lo haces, pero no queremos que se te olviden aquellos momentos difíciles que a veces nos pasan desapercibidos o les quitamos importancia sin darnos cuenta. Nos referimos a aquellos que desde la perspectiva de un adulto, pueden parecer tonterías. Por ejemplo: volver al colegio después de las vacaciones, tener que decirle al profesor que tiene que salir un poco antes, ir a una comida familiar con muchas personas… No pases por alto estas cosas y recuerda: a todo lo que tu hijo considera importante, merece que le prestes atención. No es necesario resolverle la situación, sino simplemente acompañarle, mostrándole que entiendes que para él es importante, pero sin dramatizar. Recuerda que fortalecer su resiliencia es muy importante.




F) Valida y empatiza con tu hijo

Durante la infancia y la adolescencia las emociones se viven con intensidad. En ocasiones no entenderemos sus reacciones pero es importante permitir que se expresen y dejar espacio a esas emociones y pensamientos. Si te perciben receptivo, la conexión se producirá de forma inmediata. Si tu hijo te ha elegido para expresarse es porque confía en ti y si no le respondes, se distanciará.

Recuerda que empatizar no quiere decir que estés de acuerdo con él, es entender que pueda sentirse y pensar de un modo determinado. Por otra parte, validamos y dejamos espacio a sus emociones aunque a veces tengamos que corregir los comportamientos asociados. Por ejemplo: “Entiendo que no quieras ir a ver a la tía y que te de rabia no poder quedar con los amigos. Sé que puede ser un rollo para ti el plan que tenemos pero no me gusta que grites ni que des portazos”


G) Escucha

A la validación y empatía es necesario añadirle la escucha. Es un elemento fundamental para que se produzca conexión. Si no hay escucha no podrás saber qué le pasa a tu hijo, sus inquietudes, gustos…

Cuando escuchamos a los demás se sienten bien. Se sienten importantes y tenidos en cuenta. Además, eso permite que podamos conocerles mejor y que la relación fluya con facilidad.


Hemos elaborado algunos artículos sobre la escucha. Si quieres leerlos puedes hacerlo aquí.


Comprendemos que te parezca que todo esto exige tiempo, y así es. Reducir las prisas y el estrés te ayudará a encontrar tiempo para estas cosas. ¿Qué es lo prioritario para ti?


Estas son algunas formas para conectar con tu hijo. ¿Conoces otras?


Fuente consultada: https://www.ahaparenting.com/

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