¿Hay demasiadas normas en casa?
Como siempre decimos: las normas son necesarias para el correcto desarrollo de los niños. Los hijos necesitan la seguridad de saber que otras personas, sus padres, con conocimiento y con experiencia y guiadas por buenas intenciones van a decidir y hacerle cumplir normas o exponerle a determinadas experiencias con el fin de que puedan desenvolverse correctamente en el mundo y consigo mismos.
Ahora bien, tenemos que tener en cuenta que no debemos sobrecargar al niño con miles de normas que va a ser incapaz de recordar y cumplir. Esto nos obligaría a estar persiguiéndole y regañándole constantemente por su “desobediencia”. De este modo haremos sentir a nuestro hijo como incapaz de actuar correctamente, vivirá inmerso en un “NO” permanente y se acostumbrará a los castigos (regañinas, azotes...).
¿Cómo conseguimos el equilibrio?
Teniendo en cuenta la edad del niño: cuanto más pequeños son los niños menos han de ser las normas, más claramente tenemos que definirlas y más inmediatas han de ser las consecuencias de su cumplimiento o incumplimiento.
Estableciendo límites simples, específicos y aplicables a las distintas situaciones: el niño debe tener claro cuál es el límite y la forma en que esperamos que se comporte en ese momento concreto.
Estableciendo prioridades: ¿Cuáles son las normas verdaderamente esenciales para nosotros?, ¿cuáles son las que realmente queremos que les queden muy claras desde el principio? Como hemos dicho, no podemos sobrecargarles, así que debemos escoger las que consideremos más importantes, dependiendo del sistema de valores de nuestra familia.
Las normas deben responder al sistema de valores familiar. Si queremos evitar sobrecargar a nuestros hijos de normas, debemos asegurarnos que vayan en la línea de nuestros valores y así centrarnos en lo que realmente nos importa. Además, es un buen momento para que interioricen valores. Explicar su utilidad también es importante para que vean que las normas facilitan la convivencia con sus hermanos, ayudan a mantener un orden en casa... Recuerda que no todas las familias deben tener las mismas normas. Tenéis que crear las vuestras propias en función de vuestros principios y valores.
No debemos olvidar la firmeza y la coherencia. Es esencial que ambos padres transmitamos que es lo que está permitido y lo que no. Si quieres saber más sobre este interesante punto, escucha esta píldora educativa.
Utilizando el refuerzo: no debemos caer en el error de dar órdenes sin más. Si queremos encontrar un equilibrio a la hora de establecer normas, el refuerzo no se nos puede olvidar. Es muy importante que premiemos o felicitemos de alguna manera cuando el niño cumpla una norma. Sobre todo al principio, cuando aún no tiene integrado el límite. Por ejemplo: Hasta que el niño tome como hábito el cepillarse los dientes después de las comidas podemos animarle, alabarle, expresar afecto y orgullo…
Si no cumple la norma, criticamos la conducta, no al niño. Cuando hablamos de equilibrio a la hora de implementar normas en casa también nos referimos a nuestras reacciones cuando se incumplen. Debemos responder con calma y tener en cuenta que el niño no “es” nada por incumplirla. No es tonto, ni un desastre, ni un desobediente... simplemente ha hecho algo que sabe que no nos gusta y tenemos que hacérselo ver. Podemos decir, por ejemplo, “estuvo mal que desobedecieras”, en lugar de “eres un desobediente”. Esto le dirigirá con más probabilidad a mejorar poco a poco.
Nuestro consejo es que no saturéis a vuestros hijos con un exceso de normas. Os recomendamos que ambos padres os sentéis, pongáis en un papel todas las normas que hay en casa y penséis con calma en todos los puntos anteriores.
Si quieres saber más sobre normas y límites, puedes leer “Normas y límites: importancia y cómo establecerlos”
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