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Cómo hablar de sexo en familia (con hijos de cualquier edad)

Desde la Fundación opinamos que el entorno más adecuado para hablar de sexualidad es la familia, del mismo modo que recomendamos en otros aspectos de la crianza y la educación en valores. De hecho, se trata de aspectos relacionados con el afecto y las demostraciones de amor hacia otras personas y deberíamos tratarlos desde la más tierna infancia de nuestros hijos, como una parte más del desarrollo del apego.

Si bien es cierto que los programas de educación afectivo-sexual que se realizan en la escuela pueden ser de ayuda, (o no), deberíamos encontrar en el colegio únicamente un apoyo acorde a nuestros principios y valores familiares. Pero, la mayor parte de la responsabilidad de educar, como en otros aspectos, es de la familia.



¿Por qué hablar de sexualidad desde la infancia?

A muchas familias, “les entran las prisas” para hablar de sexo con sus hijos con la llegada de la pubertad y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. De repente, el aspecto físico de nuestros hijos cambia. Cambia también su manera de sentir y de interesarse por otras personas de su edad. Es normal ocuparse en este momento de que estén al corriente de cómo relacionarse también en este aspecto, pero una educación sexual saludable debería comenzar mucho antes. Nuestros hijos tienen información sobre sexo y amor romántico desde bien pequeños, por influencia de los medios de comunicación y las tecnologías. Es muy importante que cuando esa información les llega, ya tengan ya una idea general sobre la misma, una idea que sea aportada por sus padres, conforme a información veraz y conforme también a los valores que queremos inculcar en ellos. Si, por el contrario, no hablamos de afectividad y sexualidad en familia, corremos el riesgo de amplificar la influencia de los medios de comunicación.

Por eso, nuestra recomendación es que la educación afectiva y sexual suponga un tema más, que esté en las conversaciones naturales y cotidianas de la familia desde el principio. Recuerda: estás educando en amor, en compromiso, en felicidad. Así, de forma natural y progresiva, puedes empezar a hablar de sexo ya con los más pequeños, de modo que lo entiendan como una parte más del desarrollo humano.


Cómo hablar de sexo con hijos de cualquier edad

Antes de nada, reflexionemos sobre un aspecto: ¿no es cierto que desde el nacimiento procuramos educar a los hijos en el amor y el respeto? De alguna manera podríamos decir que educamos a nuestros hijos en sexualidad desde bien pequeños con nuestras actitudes, palabras e incluso nuestros silencios. Únicamente tenemos que incluir, en el momento adecuado y de forma intencionada, aspectos y contenidos con esta nueva faceta de la afectividad que es la sexual y hacerlo abiertamente.

Sin embargo, es natural que a medida que los hijos crecen nos preocupe más ocuparnos de estos asuntos. El miedo a que tengan experiencias indeseadas, la desinformación o información poco adecuada que puedan recibir de las redes sociales o de internet, los mitos y falsas creencias sobre la sexualidad, los modismos…


TRES ERRORES FRECUENTES Es cierto que en muchas ocasiones hablar de sexo con menores nos incomoda o avergüenza. Si esto te sucede, normalízalo. Probablemente tú mismo tampoco hayas recibido una educación totalmente completa en estos aspectos. Lo importante es que procures no cometer los tres errores más frecuentes en estas situaciones: Interpretar lo que nuestros hijos dicen con ojos de adulto. Probablemente su dudas o preocupaciones son más inocentes de lo que puedas interpretar. Evitar hablar de ello, ya que tu hijo puede pensar que se trata de un tema sucio, inadecuado o tabú) Dar demasiada información o información inapropiada para la edad de tu hijo, (muchas veces esto es fruto de nuestra incomodidad).


Para sentirnos más naturales y cómodos podemos partir de la idea de que cuando les hablamos de sexualidad, les estamos hablando de amor. A nuestro modo de ver, no deberíamos hablar de sexualidad con nuestros hijos sin tener en cuenta también este plano afectivo, ya que la sexualidad se orienta desde el amor y el afecto.

Por otro lado, el objetivo no sería únicamente proporcionar información, sino formarles para que sean capaces, en la vida adulta, de desarrollar una sexualidad saludable.

Nuestro primer consejo es que, independientemente de la edad de tu hijo, trates de establecer un vínculo de confianza con él. Interesarte por su día a día y por sus problemas, mostrarte disponible para tu hijo y disfrutar de tiempo compartido, creará el “caldo de cultivo” más apropiado para establecer un clima de confianza y respeto desde el que puedas hablar con él prácticamente de cualquier tema. Será también más probable que confíe en ti cuando tenga un problema.

El segundo consejo es que trates de educarle en valores que tangencialmente guardan relación con la educación afectivo-sexual (puedes encontrar mucha información concreta en nuestros artículos y guías específicas):


El autocuidado de su salud, desde el plano mental, emocional, físico... (Le ayudará a cuidar de sí mismo, no exponerse a situaciones de riesgo y respetarse).

El respeto a uno mismo, a los demás y a los límites establecidos, (le ayudará a decidir, por ejemplo, sobre el consentimiento en las relaciones).

El pensamiento crítico, (pensar antes de actuar y hacerlo conforme a los valores personales).

El autocontrol, (ser capaz de aplazar una gratificación instantánea para lograr un objetivo más noble…).

El esfuerzo, (postponer o renunciar a algo deseado a favor de conseguir algo mejor).

El valor de la responsabilidad, (serán útiles para tomar decisiones adecuadas y respetuosas)

El compromiso con los demás.


Sin embargo, aún con todo, puede ser habitual no sentirse preparados para responder a ciertas preguntas o curiosidades naturales de los hijos, ya sean pequeños o adolescentes. Por eso, vamos a comenzar por algunos consejos básicos:

Comienza temprano, desde la primera infancia. No es necesario que esperes a la edad adolescente para hablar de sexualidad con tu hijo. Muchos niños pueden tener curiosidad sobre el tema desde mucho antes. ¿Por qué no responder a sus cuestiones sobre cómo funciona el mundo de forma apropiada a su edad?

​Ejemplo: Javier, 5 años.

JAVIER: Mamá, creo que yo voy a tener dos hijos, porque tengo dos “huevos”.

MAMÁ: Bueno, cada “huevo” tiene muchas semillas, pero ya lo entenderás más adelante.

Procura que el ambiente sea cómodo y que tu hijo sienta confianza, normalizando hablar de estos temas entre otros.


Habla de sentimientos cuando habléis de sexualidad. El sexo entre dos personas no consiste únicamente en una actividad física. La sexualidad es también emoción y relación con el otro. Tu hijo te agradecerá que le ayudes a entender la relación entre el afecto, el respeto y la sexualidad.

Introduce el tema naturalmente en otras conversaciones, si es que resulta oportuno. Algunos padres se imaginan reunidos formalmente con su hijo para “tener una charla” sobre sexualidad. Esto puede ser incómodo y poco natural. Nuestra recomendación es que hables de este tema como de cualquier otro, de forma puntual y natural, cuando surja el contexto adecuado. Por ejemplo, ante el nacimiento de un hermano, antes de una primera cita o ante una carta de amor adolescente…


.Utiliza situaciones familiares o cotidianas para educar (una boda, un nacimiento, un noviazgo nuevo en la familia…) y aprovecha todos los recursos a tu alcance. Por ejemplo, cuando leéis un cuento juntos o veis la televisión, una noticia del telediario, la información de una página web. Aprovecha estas situaciones para educar y háblales de amor, respeto y pudor.

Ejemplo: Javier, 6 años

(Después de conocer a su hermano recién nacido)

JAVIER: Papá, si los hombres tienen las semillas para hacer un bebé y las mujeres cuidan de las semillas y las hacen crecer ¿cómo entra la semilla en el cuerpo de la mujer?

PAPÁ: Se trata de algo muy sencillo, como un abrazo de amor entre papá y mamá. Cuando los hombres y las mujeres se quieren mucho a veces pueden tener un bebé.

JAVIER: ¿Y se puede elegir si es un niño o una niña? ¿Quién le pone el nombre?

Contesta basándote en lo que te ha dicho y en tus valores. De esta forma podrás exponer tus opiniones y también darle información correcta. Si tienes dudas o no sabes que decir en ese momento, no tengas miedo a reconocerlo y a posponer la conversación hasta que te hayas informado.


Ante sus preguntas, normaliza y valida su curiosidad. (Por ejemplo: “qué buena pregunta. ¿Por qué te ha surgido esa duda?”) Esto te ayudará a normalizar el tema, mostrarte abierto y recaudar información sobre sus preocupaciones. Podrás saber si está expuesto a situaciones que no entiende, si tiene una curiosidad sana… ¡Además puede ayudarnos a ganar algo de tiempo para pensar bien nuestras respuestas!


Normaliza también sus reacciones. Algunos niños pueden sentir emociones como rechazo, asco o vergüenza cuando les hablamos de la reproducción humana. Se trata de reacciones muy naturales y propias de su edad.


Tómate el tiempo necesario para abordar su necesidad de conocer y trata de abordar el asunto de la forma más natural y sencilla posible.


Sé sincero. Siempre es posible contestar a sus preguntas con normalidad, con un lenguaje claro y apropiado a su edad.


A veces sus dudas son muy simples y se corresponden con cómo van comprendiendo el entorno en el que crecen. Nuestro consejo es que contestes escuchando sus inquietudes, pero sin adelantarte a ellas, ni dar por hecho la información que tiene. Puedes preguntarle, por ejemplo “¿qué crees tú?” Esto te da una idea de cuánto sabe él y qué tipo de lenguaje usa para expresarlo.


Sé claro. Comienza con respuestas sencillas, sin darle más información de la que pide.


Evita utilizar eufemismos o nombres en clave. Es recomendable llamar a cada cosa por su nombre desde el principio. Si tu hijo utiliza alguna palabra malsonante o inadecuada para referirse, por ejemplo, al acto sexual, recondúcelo a utilizar un término correcto, indicándole, por ejemplo, que se trata de algo muy bello para denominarlo de esa forma.


Asegúrate de que ha comprendido. “¿Contesté a tu pregunta?”, “¿hay algo de lo que no te haya quedado claro?”. En caso de que le queden dudas, vuelve a explicárselo utilizando otros ejemplos, utilizando un lenguaje más accesible o ayudándote de libros y otros recursos.


En nuestra colección de artículos sobre educación afectiva y sexual intentaremos aconsejarte sobre cómo hacerlo de la forma más natural y adecuada posible.


Algunos libros para padres

IZQUIERDO, B. (2022): De los Reyes Magos al porno: O cómo un niño puede pasar de la más inocente a la más perversa de las fantasías. Uno Editorial.



MATEO-MORALES, M. y REPRESAS, M. (2007): ¿Cómo se lo explico? La educación sexual en la infancia. Editorial Síntesis.





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