El “DETOX DIGITAL”. Una alternativa familiar a las pantallas.
Nos encanta el progreso. El siglo XXI y su explosión tecnológica han supuesto un gran avance en nuestra calidad de vida: desarrollos científicos, comodidades, facilidades para comunicarnos con otros... Hoy en día tenemos a “golpe de clic” tantos recursos que podemos vivir una vida mucho más cómoda que nuestros antepasados. La ciencia nos ayuda a ello permitiéndonos, además, poder dedicar algo más de tiempo a la familia y a nuestros seres queridos. Sin embargo, para muchas personas, incluidos los menores, esta era de la digitalización conlleva aislamiento, tristeza y soledad. Dejándose llevar por la inmediatez y las gratificaciones virtuales, a algunos se nos olvidan las verdaderas fuentes de la felicidad.
Todo desarrollo nos obliga a reconocer la importancia de hacer un buen uso de él. Sería adecuado usar el progreso para nuestros fines, sin depender excesivamente de él. Poder dominar los recursos a nuestro alcance, sin dejarnos llevar por sus limitaciones y peligros. Y principalmente saber regular sus ventajas para minorar sus desventajas.
El término “detox digital” se ha comenzado a usar justamente para ello. El excesivo uso de los medios digitales, (televisión, ordenadores, teléfonos móviles, relojes inteligentes, tabletas…) ha hecho que multitud de personas hayan modificado sus hábitos de vida, convirtiéndose en personas menos saludables y también menos libres. Algunos se reconocen adictos a la tecnología o a la inmediatez, surgiendo en ellos la necesidad de estar conectados de forma permanente al mundo virtual. Personas que trabajan a cualquier hora del día o adolescentes, y que sufren la desconexión digital con miedo a perderse algo o a no gustar, son algunos de los representantes de este tipo de dependencia.
Sin embargo, el “detox digital” no está indicado únicamente para ellos. Todos podemos beneficiarnos de pasar alguna hora al día en el siglo XX. Estas son algunas de las ventajas de desconectarnos:
• Mejorar nuestra salud, (visión, articulaciones, atención y concentración, por ejemplo).
• Mejorar nuestros hábitos de alimentación y nuestra calidad de sueño, durmiendo más y mejor.
• Tener más tiempo libre para disfrutar de la familia, socializar, hacer deporte o practicar aficiones.
• Encontrarnos con nosotros mismos.
• Aprender a poner límites a las demandas sociales y de trabajo, ajustándolo para atender de forma adecuada otros ámbitos personales y familiares.
• Reducir estrés.
• Mejorar la experiencia de “atención plena” o conexión consciente con el momento presente.
• Estar en contacto más intensamente con el entorno y con la naturaleza.
• Conectar con otras personas, compartir con familiares, seres queridos, amigos.
• Vivir intensamente episodios importantes de nuestra biografía, junto a familia y amigos.
Principalmente en la familia, también encontramos numerosos argumentos para promover esta desconexión. Los hijos crecen muy rápido y en ocasiones no somos conscientes de lo necesario que estar a su lado, dirigiéndoles, ayudándoles, aconsejándoles o simplemente observando cómo se hacen mayores.
Permitirse estar unas horas al día, (¡o unas vacaciones enteras!) alejados de los dispositivos nos ayudará a conocernos mutuamente mejor y a encontrar una comunión familiar.
Por otro lado, la desconexión en familia supondrá un ejemplo de buen uso y de regulación, dando paso a hábitos más saludables en niños y adolescentes.
Muchos de nosotros hemos crecido con pocos dispositivos (o ninguno) y, por tanto, sabemos cómo disfrutar sin ellos. Pero, por si acaso, hemos recogido algunos consejos para acompañarte en esta desconexión. Ahora te enseñamos cómo hacerlo.
DETOX EN FAMILIA: DESCONECTAR PARA CONECTAR
Primero de todo, creemos que es importante que te sientas seguro en tu desconexión. Prueba a planificar con antelación tu interacción con los medios digitales, estableciendo nuevos hábitos familiares: establece un horario familiar de conexión digital, desactiva las notificaciones emergentes de tus dispositivos, (así podrás elegir cuándo y cómo consultarlas cuando estés en familia) y advierte a tus seres queridos de estas novedades para que utilicen llamadas de voz para cuestiones importantes, y no mensajes. Esto te ayudará a estar menos pendiente de las notificaciones de tu teléfono.
Ajusta el uso de medios electrónicos en el entorno familiar. En este sentido no conviene, por ejemplo, que los hijos tengan televisiones en sus dormitorios, (así podréis ver películas o series en familia). También es importante que empiecen a hacer uso del teléfono móvil a una edad adecuada, y no antes de tiempo. Esto les ayudará en su desarrollo.
También te puede ayudar instaurar algunas normas en familia relacionadas con los dispositivos. Podéis comprometeros a sentaos alrededor de la mesa a charlar sin encender el televisor y alejados de los móviles personales. Si vais a usar pantallas, hacedlo de una en una, (no miréis el móvil mientras veis la tele, por ejemplo). Por las mañanas, usad un despertador tradicional en lugar de la alarma del móvil y estableced “un toque de queda” para desactivar la wifi familiar.
Otra propuesta es que ajustéis vuestros horarios para para establecer ciertos momentos para hacer un detox digital parcial: No uséis los móviles hasta 30 minutos después de despertaos y nada de pantallas 2 horas antes de acostarte.
Los periodos breves sin dispositivos también nos nutren: Hacer recados, ir a la playa o a la piscina sin ellos, dar un paseo por la ciudad o en la naturaleza sin teléfonos, o únicamente llevando uno para emergencias…
Si funciona, vuestra familia puede estar preparada para hacer una desconexión más prolongada en el tiempo, que ayude a reconectar y a consolidar vuestros vínculos de afecto. Una vez al mes, parece realista aprovechar un día de domingo para estar completamente ajenos a lo tecnológico y disfrutar los unos de los otros.
QUÉ HACER DURANTE LA DESCONEXIÓN DIGITAL
En pocas palabras, disfrutar de la libertad de estar en familia prestando atención plena a todos y cada uno de los componentes de la misma. Dedicar tiempo a tu familia es el mejor regalo. Para ello, buscar alternativas es sencillo: Conversar, practicar ocio o deporte juntos, hacer tareas cotidianas, consolidar la pareja, ayudar a los hijos con las tareas escolares, conocer sus problemas, inquietudes y progresos. Piensa que la convivencia, a través del afecto, la comunicación y el ejemplo, es la mejor manera de ejercer una mayor influencia en tus hijos.
“Cuando llegué al campamento y nos retiraron los teléfonos móviles pensé que no sobreviviría 15 días desconectado. Ahora puedo decir que ha sido el mejor verano de mi vida. Me he reído como nunca, he conocido a personas maravillosas y nos han pasado cosas increíbles. El verano que viene espero repetir”. Alberto, 16 años. Testimonio real. |
Acepta que al principio puede ser normal sentirnos un poco desubicados cuando intentamos fomentar costumbres más saludables en la familia. A los niños y adolescentes también puede ocurrirles. Fuera de casa o en situaciones sociales puedes recurrir a juegos más tradicionales o aprovechar a conversar para ampliar su comprensión del mundo y su capacidad de observación.
Motívate pensando que tus hijos, alejados por unas horas de sus dispositivos se relacionarán más. Observarán más a los adultos, desarrollarán mejores modales y aprenderán a ser más sociables.
Intenta dar rienda suelta a tu imaginación. En nuestra web puedes encontrar ideas creativas para pasar tiempo de calidad en familia. Más allá de las pantallas Puedes revisar también nuestra propuesta de juegos y actividades Artículos para familias así como recursos de entretenimiento didáctico para todas las edades.
Además, si te siguen faltando ideas, puedes consultar esta colección de libros, repletos de recursos:
▶ VVAA, (2022) 365 cosas que deberías hacer antes de ser mayor. Una actividad al día para divertirse sin pantallas. A partir de 9 años.
▶ OWEN, W. (2014) 101 cosas que deberías hacer antes de ser mayor. Ed. Geoplaneta. De 6 a 8 años.
▶ OWEN, W. (2021) 101 cosas que deberías hacer antes de ser mayor al aire libre. Ed. Geoplaneta. De 6 a 8 años.
▶ OWEN, W. (2023) 101 cosas que deberías hacer antes de ser mayor en casa. Ed. Geoplaneta. De 9 a 12 años.
▶ BUTTERFIELD, M. (2018): 101 Pasatiempos para pequeños viajeros. De 6 a 8 años.
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