El costurero. Importancia del trabajo en equipo.
La abuela tenía un gran costurero en su casa. Le gustaba coser, nos hacia vestidos, nos arreglaba los dobladillos de los pantalones y nos cosía los botones que nos faltaban. Estaba ordenado, los hilos por colores, los alfileres en una caja, tijeras, dedal y cinta de medir en su sitio.
Algo pasó cuando una tarde, sin que mi abuela se enterase, como pasa en algunos cuentos, el costurero empezó a moverse. Empezaron a hablar y a discutir entre todos los integrantes del costurero.
Las tijeras decían que ellas eran muy importantes porque podían cortar las cosas que no servían y dejar sólo lo que valía la pena. Los alfileres sujetaban la tela hasta que se cosiera y sin ellos no se uniría una tela con otra. El hilo decía que los alfileres pinchaban y no cosían, pero él conseguía un trabajo perfecto. La aguja pensaba que sin ella no servía el hilo para nada. El dedal protegía el dedo de los pinchazos y empujaba a la aguja para que pudiese coser, así que no se pusiera tan tonta porque tampoco la aguja era indispensable.
- Pero yo si soy indispensable. Era la tela, la que hablaba.
- Sin mí, no hay vestido ni chaqueta, ni nada. Yo consigo hacer que una persona sea elegante, juvenil, atractiva y distinguida.
Se organizó un gran alboroto todos querían decir lo bueno que podían hacer. A gritos intentaban explicar lo importante que era su trabajo. De repente la cinta métrica tomó la palabra.
Sin gritar, pero alzando la voz pidió:
- Por favor, escuchadme.
De nuevo:
- Por favor, escuchadme.
Las voces fueron bajando de volumen. Alguien sensatamente advirtió que la cinta métrica no había expuesto su opinión y callaron para escucharla.
- Todos creemos que nuestra labor es importante, y lo es. Pero…. ¿Qué harían las tijeras si estuvieran solas? No podrían más que cortar y romper. Sin tela que transformar en un vestido elegante, o en una chaqueta distinguida, no serviría de nada. El hilo si no tuviese tela que coser, ni aguja para hacerlo, por mucho que empujase el dedal no conseguiría dar una puntada y los alfileres pincharían solamente. Todos juntos, unidos, en equipo, haciendo cada uno su trabajo bien hecho, transforman un trozo de tela en algo precioso y práctico.
- De nada sirve que cada uno queramos ser protagonistas, todos juntos conseguiremos grandes cosas. Yo mido la tela para que esté ajustada y no quede luego ni grande ni pequeña. Cuando he acabado vosotros sois los que hacéis el resto.
Todos se quedaron callados, pensando. Tenía razón la cinta métrica, pero es que nos cuesta hacer las cosas en equipo. Tenemos que aprender porque he oído que la unión hace la fuerza.
Cuando mi abuela abrió el costurero, todos estaban en su sitio, nadie hablaba, ni gritaba. Y es que las cosas solo hablan en los cuentos. Y los cuentos nos ayudan a pensar con sus ejemplos. Este nos ha servido para entender la importancia del trabajo en equipo.
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