Cómo ayudar a tu hijo adolescente a cumplir sus objetivos (I): La fuerza de voluntad
¿Cuántas veces no hacemos planes para cumplir un determinado objetivo y finalmente acabamos aplazando su cumplimiento?
En muchas ocasiones contamos con la inspiración suficiente como para desarrollar dicho plan, incluso con la intención y certeza de querer hacerlo, y aún así no lo llevamos a cabo. Pues bien, esto mismo les sucede a menudo a nuestros hijos adolescentes cuando tratan de cumplir sus planes.
Si bien esto puede pasarle a muchos adultos, aún más les ocurre a los adolescentes. Al fin y al cabo, podría entenderse la fuerza de voluntad como un músculo que se va fortaleciendo con el paso de los años, y ellos cuentan con la desventaja de todo novato cuando comienzan su entrenamiento.
Ya sea que nuestros hijos se propongan pequeñas cosas como organizar su fiesta de cumpleaños, o grandes como planear sacar el curso con buenas notas, lograr dichos objetivos no depende únicamente de las ganas que le pongan o lo hábiles que sean. La clave de esta cuestión reside, la mayoría de las ocasiones, en la voluntad.
La fuerza del hábito
Lo cierto es que la práctica habitual de cualquier actividad nos facilita la tarea, y cuando se ha convertido en un hábito nos es aún más fácil lograr lo que nos proponemos. Sin embargo, hasta llegar a ese punto en que la cosa parece más fácil, es crucial romper una costumbre previa que a veces olvidamos que tenemos: el propio hábito de aplazar.
Es importante que ayudemos a nuestros hijos a detectar aquellos momentos en los que aplazan, para que se hagan conscientes de ese hábito que les aleja de sus objetivos. Esto es recomendable hacerlo desde la comprensión y el descubrimiento guiado, para que no se sientan atacados y tomen en consideración nuestras recomendaciones.
Para lograrlo, os proponemos algunos consejos que pueden ayudar a vuestros hijos a “entrenar” su fuerza de voluntad:
Dormir lo suficiente: Nuestro cuerpo necesita recargar energías, si no lo hacemos no podremos contar con todos los recursos para no caer en tentaciones como hacer la tarea más tarde en lugar de cuando estaba programada. Recordemos que la autodisciplina supone un gran gasto energético para nuestro cerebro, ¡sin duda debemos cargar las pilas para estar preparados!
Realizar ejercicios de reflexión: A lo largo del día pasamos muchas horas concentrados en recibir, procesar y devolver información al mundo que nos rodea. Es importante dedicar, como práctica diaria, al menos 5 minutos para centrar nuestra atención en nosotros mismos. Este potente ejercicio dará un empujón a nuestra voluntad, haciéndonos más conscientes de nuestros estados internos. A pesar de la simplicidad aparente del ejercicio, estar concentrado en uno mismo significa controlar el impulso de hacer algo, lo que fortalecerá enormemente nuestra voluntad y nuestro autocontrol.
Este ejercicio podemos practicarlo con nuestros hijos hasta que lo aprendan y apliquen por sí solos. Durante el ejercicio, podéis concentrar la atención en vuestra respiración o en vuestras sensaciones corporales, ya que ayudará a no desviar la atención.
Prevenir es mejor que curar:
Y nunca mejor dicho, ser precavido puede ser una gran estrategia para afrontar las posibles tentaciones de aplazar que puedan surgir. Ayuda a tu hijo a trazar un pequeño plan en el que establezca cómo actuará en esa situación. Por ejemplo, puede decidir de antemano qué hará si a la hora que tiene programada su rato de estudio surge un plan con su grupo de amigos. Podéis incluso crear tarjetas con frases motivadoras y guardarlas en el estuche o tenerlas pegadas en el escritorio. A veces leer un “tú puedes” o “lo lograrás” puede ser decisivo en el momento adecuado.
Ayudarle a aprender a perdonarse cuando sea necesario:
Como ya hemos dicho, para fortalecer la voluntad es necesario ser disciplinado y tratar de no caer en las tentaciones. Si en algún momento esto último sucede, es importante que sepa perdonarse. Todos somos humanos, y juzgarnos no nos hará más que perder tiempo y fuerzas para alcanzar el objetivo. Reconocer el error y seguir adelante con el propósito sin que ese percance nos frene. Eso sí, ¡no conviene usar esta estrategia como excusa para caer repetidamente en la tentación!
No olvidar el sentido de lo que hacemos:
No dejes de recordarle la importancia de no olvidar los motivos por los que ha decidido emprender este plan y tratar de lograr el objetivo que se ha planteado. En ocasiones, aquellas cosas que queremos lograr implican tiempo, y en un momento de flaqueza podemos llegar a pensar que a corto plazo no nos compensan por el esfuerzo que requieren. Sé honesto contigo, recuérdate el por qué de esta meta que te propones y mantente firme en el deseo de cumplirla.
Es cierto que hay miles de distracciones y malos ejemplos a nuestro alrededor pero, sin duda alguna, ser disciplinados y hacer uso de la voluntad nos ayudará a conseguir nuestros objetivos y a mejorar cada día.
Fuente consultada: 5 tips for boosting your willpower por Christine Carter
Copyright (c) 2019 Educamos en Familia
Nos reservamos todos los derechos
Comments