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Cómo ser un ejemplo de paciencia para tus hijos


Aprender a gestionar tu propia impaciencia es el primer paso para poder educar en este valor. Como hemos dicho, la paciencia se puede cultivar y aumentar significativamente.

A continuación, te explicamos algunas formas de conseguirlo.



1. Vivir aquí y ahora. Tener la actitud de vivir el presente es esencial si quieres fortalecer o incrementar tu paciencia. Hay multitud de aplicaciones, cursos e incluso libros que te darán pautas para conseguirlo.

2. Detecta pensamientos que generan impaciencia y haz algo útil con ellos. Los pensamientos son uno de los mayores disparadores de impaciencia que hay. Cuando sientas que tu paciencia brilla por su ausencia, pregúntate: ¿qué estoy pensando? Seguramente la respuesta sea el origen de tu inquietud. Por ejemplo: “¿por qué la gente es tan lenta?”, “quiero que esto esté ya”, “no entiendo por qué no comprende lo que le estoy diciendo”… Una vez que has detectado esos pensamientos, date cuenta de que los ha generado tu mente y no son la realidad, quítales autoridad y trae a tu mente de vuelta al momento presente. Este tipo de pensamientos nos llevan a ponernos nerviosos y a no solucionar nada. Acepta que no todo depende de ti. No puedes controlar los tiempos ni las reacciones de los demás.

3. Para de vez en cuando. Un truco útil es que a lo largo del día te programes tus momentos de calma. Simplemente consiste en parar y respirar lenta y profundamente durante unos minutos. El objetivo es que frenes un poco del ritmo frenético al que estamos acostumbrados. Otra estrategia consiste en bajar el ritmo de forma consciente. ¿Has oído el dicho popular de “vísteme despacio que tengo prisa”? Pues justo a esto nos referimos. Cuando te sientas muy acelerado, para y ralentiza tu ritmo. Enseguida notarás como te vas calmando poco a poco.

4. Ponte metas realistas. Valora si tu falta de paciencia se debe a una mala organización. En ocasiones establecemos metas muy poco realistas que nos conducen a la impaciencia y a la frustración. Analiza correctamente los proyectos o retos que tengas por delante. Ten en cuenta todas las variables antes de establecerte plazos. Cuenta con que pueden surgir imprevistos y que no siempre te saldrá todo a la primera.



5. Tolera los ritmos de cada uno. No exijas a los demás más de la cuenta. Respeta que cada persona tiene derecho a hacer las cosas a su ritmo. Eso no significa que no expongas tu necesidad o sugieras algún cambio pero siempre desde la tolerancia y no desde la exigencia y la imposición. Como solemos decir: Vive y deja vivir. Hacemos mención especial al ritmo de nuestros hijos. En ocasiones exigimos a nuestros hijos más de lo que pueden dar. Y por más que le pidamos, hay cosas que no van a llegar hasta que no sea su momento. Te animamos a que analices si parte de tu impaciencia con tus hijos viene de esa exigencia desmedida. Si es así, te recomendamos ajustar tus expectativas a la realidad. Todos saldréis beneficiados. Tu ansiedad y frustración se reducirán y tus hijos no crecerán con tanta presión. De alguna manera la paciencia se puede considerar un acto de amor. Dar espacio y respetar los tiempos de cada uno es un regalo estupendo que podemos hacer a los demás.

6. Anticípate y prevén la impaciencia. Si sabes que puede darse una situación en la que puedes perder la paciencia, ten un plan B. Por ejemplo: Puedes llevarte un libro cuando vayas al aeropuerto o al médico por si te toca esperar; o cuando vayáis de viaje, puedes llevar un kit anti-aburrimiento para tus hijos y así evitar tensiones y dramas familiares.

7. Ten una buena actitud mientras esperas. Como hemos dicho, las esperas son inevitables. Afrontarlas desde una actitud positiva te ayudará a llevarlas mucho mejor y a que tus hijos no las etiqueten como algo necesariamente desagradable. Como padres debemos practicar y transmitir paciencia. Nos pasamos gran parte del tiempo exigiendo a nuestros hijos paciencia pero ¿lo somos nosotros?

8. La paciencia es un valor que se puede y se debe cultivar. Ser flexibles y relativizar un poco reducirá nuestra urgencia y toleraremos mucho mejor las esperas. Recuerda que la paciencia se enseña siendo pacientes.



Lecturas recomendadas

Autor: Ramiro Calle

Es una lectura ligera y sencilla que nos invita a reflexionar sobre la paciencia. El autor se ayuda de relatos e historias sencillas para aterrizar este concepto a la realidad.



Autor: Alberto Atala

A través de algunas preguntas, un tanto filosóficas, el autor pretende que analicemos con profundidad el tema de la paciencia. Si siempre hay que tenerla, si es un defecto o un punto fuerte… Una lectura interesante.



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