DEBERES: consejos prácticos
Aunque cueste creerlo, es posible hacer de las tareas para casa una experiencia de aprendizaje positiva para tu hijo. Además, si se gestiona bien evitaremos que se convierta en fuente de tensión y conflictos familiares.
Te animamos a que veas “el momento los deberes” como algo bueno. Los deberes son importantes porque constituyen un refuerzo de lo aprendido en el colegio y también aprenden a trabajar de forma independiente, a organizar el tiempo, a asumir responsabilidades o ser más resilientes. Es decir, a través de la rutina de los deberes y estudio, tus hijos podrán adquirir habilidades que le serán de gran utilidad a en un futuro.
Recuerda que educamos para el futuro. No sirve de nada que tu hijo haga los deberes hoy si no adquiere otras capacidades y valores como la responsabilidad, el compromiso con sus obligaciones o la demora de la gratificación. La vida nos va a presentar muchas veces tareas que no nos apetecen hacer y sin embargo será necesario que las hagamos. Como decimos, no olvidemos que hacer los deberes y estudiar son dos grandes oportunidades para educar.
Veamos algunas ideas que te serán de gran ayuda:
Mantén el contacto con el colegio. Es importante que conozcas cómo funcionan las diferentes asignaturas, los criterios de evaluación de cada una de ellas, el nombre de los profesores, qué esperan de ti como padre, cómo acceder y manejar al portal virtual del alumno… Lo ideal es que el contacto sea periódico por lo que te animamos a que aproveches las tutorías y reuniones de familias.
Mientras tus hijos no sean autónomos con el estudio, supervisa cada día. Podéis revisar la agenda o el campus virtual para saber los deberes y próximos exámenes, pasarles la lección después del estudio o sentaros un rato con ellos para ir resolviendo dudas. A medida que tus hijos vayan siendo más responsables e independientes, puedes ir apartándote para dejar que sean ellos mismos los que organicen su tiempo y estudien sin tu supervisión.
¿Cuándo?
No hay una única manera de hacerlo. Te recomendamos que hables con tu hijo y que decidáis el mejor momento en vuestro caso concreto. Lo ideal es que establezcáis la hora y cuánto tiempo se le dedicará cada día. Cuando lo tengáis cerrado, puede anotarlo en su horario al igual que hace con sus asignaturas o con las actividades extraescolares. Esto le ayudará a tenerlo presente y aumenta la probabilidad de que lo cumpla. Antes de continuar queremos avisarte de un posible riesgo. Cuanto más se posponga el momento del estudio más probable es que haya problemas. La pereza y el cansancio pueden convertir el momento de los deberes en una batalla campal. Te aconsejamos que tras la merienda, se pongan con el estudio directamente o si necesitan desconectar, que practiquen algún deporte o que hagan una actividad relajante. Lo mejor es evitar aquellas actividades de las que luego les cuesta desengancharse como ver la tele o jugar a la videoconsola o Tablet. Una vez terminadas sus tareas o su estudio, se dejará un espacio para que jueguen o que hagan la actividad que deseen. Digamos que sería algo así como la recompensa por haber cumplido con sus obligaciones. Sabemos que muchos padres no podéis estar con vuestros hijos a la hora de los deberes. Algunas posibles soluciones son: contar con una persona que les ayude y que siga la línea que comentamos en este artículo, aprovechar los fines de semana para ir asentando las bases o implicar a hermanos mayores que ya lo tengan más dominado para que supervisen a los pequeños. El objetivo es que tus hijos vayan ganando autonomía y que cada vez tú tengas un papel más secundario en sus rutinas de estudio.
¿Cómo?
Organiza con tu hijo el plan de estudio semanal y diario. Si es necesario, enséñale técnicas de organización y de estudio. Puedes ayudarle a dividir los deberes en pequeñas partes más asequibles, a preguntarse y a decidir qué le conviene hacer primero, a organizarse para el próximo examen… Cada sesión de estudio puede ser diferente a la anterior ya que dependerá de los deberes de ese día, de los proyectos pendientes o de los exámenes que tengan. No obstante, algunos expertos recomiendan seguir la regla FÁCIL-DIFÍCIL-FÁCIL. Por ejemplo: dedicar unos minutos a repasar algo previamente estudiado o a hacer unos ejercicios sencillos; continuar con lo más complicado o con lo que más atención requiere (estudio de un examen, ejercicios de matemáticas…) y por último, finalizar con algo sencillo (repaso general de lo estudiado, repaso de vocabulario, preparar la organización del día siguiente…) Antes de dar por acabado el rato de estudio, es buena idea dejar preparada la mochila y todo lo que necesitará el próximo día. Es recomendable ayudarse de herramientas de organización. Hay muchas opciones: puede ser una agenda de papel, un calendario que esté en un sitio visible en el que anote sus exámenes o o entregas de trabajos o aplicaciones como Myhomework o TimeTable. Acompaña a tu hijo mientras se familiariza con el uso de estos instrumentos y cuando lo haya hecho y sea capaz de organizarse solo, colócate en un segundo plano.
¿Dónde?
El lugar donde hacen los deberes también es importante. Lo ideal es que lo hagan siempre en el mismo espacio, que haya silencio y el menor número de interrupciones posibles. Un consejo: a no ser que tengas la certeza de que tu hijo es súper responsable, es bueno que hagan los deberes con la puerta abierta para saber en qué están empleando su tiempo.
Tu actitud es fundamental. Es esencial que muestres interés por lo que hacen, qué es lo que más les gusta, cómo les ha ido el día en el colegio, qué tal con los amigos… Muéstrate interesado por sus actividades y hazles comentarios positivos sobre el tema. Nos parece muy importante elogiar el esfuerzo y no tanto el resultado. Sé positivo y elogia cualquier avance: el haberse acordado de los deberes, el ponerse a hacerlos por sí mismo, el ser capaz de concentrarse, el no distraerse con el móvil... Esto les ayudará aumentar la confianza en sí mismos.
No critiques los fallos y ojo con el perfeccionismo. Enséñale aprender de los errores y que los vean como una oportunidad de crecer y de aprender de ellos. También puedes ser tú un ejemplo y un modelo de planificación. Que te vean organizando tus tareas y agendar tus obligaciones. Otra opción es utilizar las reuniones familiares para planificar la semana con las distintas actividades y tareas. No olvides planificar actividades lúdicas y familiares para el fin de semana como una forma de incentivar el esfuerzo realizado. Hacerlo en familia será un gran ejemplo para tus hijos.
Pero, ¿qué hacer si tu hijo no hace los deberes o tiene problemas con el estudio? Definir el problema es lo primero para poder abordarlo. Estas preguntas pueden ayudarte:
- ¿Es un problema habitual u ocasional? - ¿Se trata de una dificultad con una asignatura o en general con todas? ¿Podría tratarse de un problema de entendimiento? - ¿No tiene una buena planificación? - ¿Se distrae fácilmente? ¿No le cunde el tiempo de estudio? ¿El método de estudio no es el adecuado? - ¿Se olvida de hacer el trabajo? ¿Olvida la fecha de los exámenes? - ¿Le faltan materiales para llevar a cabo el trabajo? - ¿Se pone nervioso durante/antes de los deberes o exámenes? ¿Le falta motivación? |
Una vez clara la situación buscad soluciones de manera conjunta. En ocasiones el problema tendrá una solución sencilla que podréis resolver en poco tiempo. Por ejemplo:
- Si le falta motivación se puede llevar un registro que refleje cómo se va desempeñando y a medida que vaya logrando objetivos recibir algún incentivo (una pegatina, volver un poco más tarde a casa el fin de semana…) Te recordamos que algo que nunca puede faltar es tu reconocimiento y acompañamiento a la hora de resolver sus obstáculos. - Si tiene dificultad en alguna asignatura podemos hacer los deberes y estudiar con él hasta que adquiera la base. Si nosotros no tenemos los conocimientos, se puede recurrir a un profesor particular o pedir ayuda a un hermano mayor o compañero al que se le dé bien la materia. También es recomendable hablar con el profesor y tener en cuenta su punto de vista y sus consejos. - Si le cuesta concentrarse o se distrae con facilidad una buena idea es que estudie en silencio, sin interrupciones y sin distractores (móvil, Tablet, bolígrafos…) También se pueden hacer sesiones de estudios más cortas e intercalar pequeños descansos para evitar la fatiga. - Si se le olvida anotar deberes o fechas de exámenes puede consultar por teléfono a otros compañeros pero no debe apoyarse todos los días en los compañeros. Debe ser responsable de sus propios deberes. También enseñarle a usar la agenda o a revisar el campus virtual. |
Esperamos que estas ideas os ayuden a que el momento de los deberes sea más llevadero y productivo. No obstante, si encuentras problemas o te está costando encontrar soluciones, te animamos a que consultes tu caso con un especialista.
Exelentes recomendaciones, muy realistas. Sobre todo las preguntas de autoanálisis que me ayudaron a reflexionar dónde está la oportunidad de mejorar. Gracias