Conciliación laboral y familiar ¿es posible?
La conciliación laboral y familiar hace referencia al equilibrio entre el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo dedicado a vida personal o familiar. En ocasiones, perseguir este objetivo nos puede generar mucho estrés y malestar, ya que no siempre será posible conseguirlo.
No queremos entrar en el debate de si las políticas actuales sobre conciliación laboral y familiar son las adecuadas o no. El objetivo de este artículo es ayudarte a conseguir un equilibrio entre el trabajo y la familia, centrándonos en aquellos aspectos que dependen exclusivamente de ti.
➤Mantente alineado con tus valores. El primer paso es preguntarte: ¿Qué es lo que realmente es importante para mí en este momento? y ¿A qué áreas de mi vida quiero darle más protagonismo ahora? Cuando tengas respuesta a estas dos preguntas, tendrás más claro qué camino escoger. Además, dedicaras tu tiempo a llevar a cabo acciones valiosas que te acerquen a la vida que quieres tener y no malgastaras tu recursos.
Nuestro consejo es que te hagas estas preguntas cada cierto tiempo. Tus necesidades y prioridades pueden cambiar por lo que deberás ir ajustando tus decisiones y tus acciones.
➤Tus expectativas deben estar ajustadas a la realidad y a tus valores. Aunque no nos guste la idea, hay que aceptar que no se puede tener todo, ni se puede llegar a todo. Quizás tengas que desechar o posponer objetivos que, aunque importantes, no son urgentes o no son imprescindibles en este momento. Lo ideal es que te marques unas metas realistas y siempre en la línea de tus valores. Si la expectativa no se ajusta a la realidad, es probable que te frustres y que te sientas fracasado o sobrepasado. Con esto no queremos decir que tengas que renunciar a tus deseos sin más. Sólo que tendrás que decidir la prioridad de cada uno de ellos e ir poco a poco. Cumplir con tus objetivos y prioridades hará que sientas mayor sensación de logro y bienestar.
➤Pon límites a los demás y ponte límites a ti mismo. En ocasiones la dificultad para conciliar se debe a la falta de límites. Si nunca digo que no a nadie o incluso si no me pongo el límite a mí mismo, es probable que me vea arrastrado por el estrés, las prisas del día a día y la gran cantidad de tareas. ¿Cuáles son tus líneas rojas? Debes tenerlo muy claro para comunicárselo a los demás pero también para controlar y gestionar tu propio comportamiento. Una vez más te recordamos que es importante que conectes con tus valores y objetivos. Debes asumir que para conciliar será necesario decir no en más de una ocasión.
➤Haz uso de los recursos que están a tu disposición. Cada vez es más sencillo pedir opciones de teletrabajo, reducción de jornada… Estas medidas aunque no son perfectas, pueden ayudar a conseguir cierto balance entre la vida personal y laboral.
También te recomendamos que busques apoyo dentro de tu entorno más próximo (abuelos, padres del cole, primos…) y no descartes alguna ayuda extra (ayuda doméstica que os descargue de algunas tareas, actividades extraescolares…)
➤Mantén el foco en lo que estés haciendo. Esto te permitirá aumentar la productividad, reducir distracciones y aprovechar más el tiempo. En esta línea, terminar las tareas también es de gran relevancia. El ruido mental que genera ir saltando de una tarea a otra, dificulta mucho tener esa sensación de equilibrio. Piensa que cada tarea incompleta que tienes, se va acumulando a la lista interminable de “tareas pendientes” y puede ser una fuente de estrés importante.
Cuando estés en el trabajo, centra tu atención y esfuerzo en el trabajo pero cuando estés fuera de él, céntrate en tu familia, tu autocuidado o simplemente en contemplar las nubes. Por ejemplo: Si has decidido llevar a tus hijos al parque, no respondas mails al mismo tiempo.
➤Sistematiza procesos. Siempre hay tareas que se repiten y que se pueden automatizar de alguna manera. Por ejemplo: asignar responsables a determinadas tareas; tener un calendario compartido en el que anotar cumpleaños, excursiones…y que todos estéis enterados; realizar un menú semanal; turnarse con otros padres para recoger a los niños de las actividades extraescolares; establecer un horario fijo para reuniones… Sabemos que hacer esto requiere una organización inicial y una inversión de tiempo, pero suele descargar mucho y lo agradecerás en el día a día.
➤ Se flexible y adáptate a cada circunstancia. Si quieres conciliar, tienes que ser flexible y asumir que no siempre será posible un balance perfecto. Puede ser que te encuentres en un pico de trabajo o que tu hijo haya enfermado. Existen mil imprevistos, algunos más grandes y otros más pequeños, y la mejor forma de afrontarlos es desde la flexibilidad. No quiere decir que tengas que renunciar a tu plan sino que probablemente, tengas que hacer ajustes al menos de forma temporal. Ser capaz de adaptarte a las distintas circunstancias suele ser garantía de éxito.
➤No busques el equilibrio perfecto. Siguiendo la idea del punto anterior, cuando hablamos de balance, no nos referimos a dedicar la mitad del tiempo disponible al trabajo y la mitad a la vida familiar. Probablemente un 50-50 cada día no sea realista y se pueda convertir en una fuente de estrés e insatisfacción enorme. Pero perseguir este equilibrio semanal posiblemente no sea tan difícil. Es decir, si dedico 8 horas al trabajo es poco realista pensar que podré dedicar el mismo tiempo a mi familia y a mi autocuidado en un mismo día. Sin embargo, si tomo como referencia un marco temporal más amplio, podré cumplir mis objetivos con mayor probabilidad.
➤La comunicación es un gran aliado. Conseguir el equilibrio entre lo laboral y lo familiar no se puede conseguir solo, hay que trabajar en equipo. Los que te rodean tienen que saber tus necesidades y deseos para que juntos podáis buscar soluciones. Tener una buena comunicación te garantiza un mejor clima laboral y familiar y mayor probabilidad de éxito que lo que te propongas. En ocasiones podemos caer en el error de quejarnos y no proponer alternativas de cambio. Cuando te comuniques y expreses lo que necesitas, recuerda empatizar con la otra persona y buscar soluciones conjuntas. Por ejemplo:
A tu jefe: “Sé que tenemos mucho trabajo esta semana y me preocupa, pero mañana tengo una reunión con la maestra de mi hijo y necesito salir un par de horas antes. ¿Qué te parece si intento adelantar el trabajo esta tarde después del almuerzo?”
A tu marido: “Ambos necesitamos tiempo para nosotros pero veo que nos está costando respetar lo que acordamos. ¿Qué podemos hacer? Se me ocurre bloquear esas horas en la agenda, y no hacer excepciones salvo fuerza mayor”
➤Deja de lado el perfeccionismo. Conseguir conciliar es todo un reto y si además, queremos hacerlo perfecto se puede convertir en misión imposible. No pasa nada por no poder conseguir siempre la excelencia. Bajar un poco tu nivel de autoexigencia contribuirá a que disfrutes más tanto del tiempo que dedicas a la familia como al trabajo.
➤Pequeños hábitos que marcan la diferencia. Con frecuencia escuchamos expresiones como: “Es la primera vez en el día que me siento”, “No he parado en todo el día”, “No he tenido tiempo ni para comer”… Como siempre decimos, la rutina nos absorbe y nos arrastra de tal manera que cuando nos damos cuenta, ya se ha acabado el día. ¿Qué puedes hacer? Programa descansos cada X tiempo, haz las cosas de una en una, dedica unos minutos cada día para meditar, realiza actividad física de forma regular o limita el tiempo de uso de las pantallas. Introducir estos cambios supone una inversión de tiempo pequeña de la que se obtienen grandes beneficios.
Estas ideas pueden contribuir a que el balance entre tu vida laboral y personal esté equilibrado. No obstante, cada circunstancia es única y como decíamos al inicio, es importante que tus acciones estén alineadas con tus valores y siempre ajustando las expectativas a la realidad. Hacer esto ya es un gran paso para que te sientas bien contigo mismo y con tu vida.
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