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Aprende a comunicarte con tu hijo adolescente


La adolescencia es considerada como una de las grandes revoluciones en el desarrollo físico, mental y emocional. En esta etapa vuestro hijo puede sentirse perdido, abrumado, eufórico, desconectado, y un largo etcétera de emociones y sensaciones muy intensas y contradictorias entre ellas.

Inevitablemente esta situación influye en el buen funcionamiento familiar. Comienzan las discusiones entre los hermanos, los portazos, los largos silencios, caras largas… Quizás pienses que la única solución es aguantar el tipo como sea y esperar que la tormenta pase, pero puedes hacer mucho más para ayudar a tu hijo a superar este “trance” y que el clima familiar no se deteriore.

Aunque no hay recetas milagrosas, la paciencia va a ser un ingrediente esencial. También te recomendamos que le hagas sentir que la familia es un refugio y no otro campo de batalla más que añadir a la lista. Y por último, y tu mejor aliado, una buena comunicación.

Y como sabemos que hablar con un adolescente no es tarea fácil, te damos los algunos consejos:

Escucha

Esfuérzate en no interrumpir, da señales de que estás escuchando (mírale, no hagas otra cosa mientras le escuchas, muestra interés, evita mostrar desagrado con tus gestos…) y cuando termine de hablar, contéstale. Una de las principales quejas de los adolescentes es que sus padres no les escuchan. Toma nota y si este es tu caso, ponle remedio.

Empatiza y no juzgues

La lógica y el sentido común puede que brillen por su ausencia pero no por ello tienes que invalidar las ideas de tus hijos. Ponte en su lugar y da tu opinión sin herir ni juzgar. Esto os ayudará a crear un ambiente relajado y respetuoso en el que apetezca comunicarse y compartir experiencias.

Busca un momento adecuado

Con tiempo suficiente para hablar, sin interrupciones y con los ánimos calmados.

Cuidado con las frases hechas

Te lo dije”, “Porque lo digo yo”, “Esta es mi casa y yo soy el que manda”, “Hazme caso que sé de lo que hablo”… Estas son algunas de las muchas cosas que repetimos una y otra vez y que suelen molestar bastante a los adolescentes. Aunque no sea tu intención, es muy probable que sean vividas como una agresión. Detecta qué “frases hechas” son las que irritan a tus hijos y procura no emplearlas en tus conversaciones.

No insistas y ten paciencia pero no desaproveches oportunidades

Uno de los grandes obstáculos con el que puedes encontrarte es que tu hijo adolescente no quiera hablar contigo. Esta actitud suele ser reflejo de su necesidad de independencia y de autonomía así que es mejor que no insistas. Pero por otro lado no dejes pasar esas ocasiones en las que tu hijo se acerca a ti disimuladamente intentando sacar algún tema, interrumpe con algún asunto que nada tiene que ver en ese momento o, aunque menos probable, te hable abiertamente sobre alguna preocupación o angustia.

Crea espacios de comunicación

El momento de la cena, los fines de semana, en la comida con los abuelos, en el coche de camino al colegio… Aprovecha momentos en los que coincidís para crear espacios de conversación.

Conoce los intereses de tus hijos

Indaga sobre qué temas pueden interesarles y despiertan su curiosidad por la conversación. En esta etapa las charlas frecuentemente se limitan al “estudia”, “recoge tu cuarto”… y otra serie de obligaciones y regañinas. Las normas y límites en casa son necesarios pero no contamines con ellos las conversaciones espontáneas con tus hijos.

 

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