Aprende a comunicarte
La comunicación es una herramienta muy poderosa, siempre y cuando la utilices bien. Desde el nacimiento el ser humano está comunicando. Podemos hacerlo de muchas formas: palabras, gestos, sonidos, postura… A través de estas señales el que observa puede recibir información directa o intuir si estás cansado, concentrado, enfadado o feliz. Con el paso del tiempo la comunicación se va puliendo, perfeccionando y complejizando. Por ejemplo, un bebé que aún no sabe hablar, tiene que llorar para indicar que tiene hambre o está mojado. Cuando adquiere el lenguaje, podrá ponerle palabras a lo que quiere transmitir.
La comunicación nos ayuda a conectar con los demás pero necesitamos hacerlo bien. Cuando nos relacionamos con otros, es esencial que ambas partes nos sintamos cómodos, respetados y tranquilos.
Muchas familias consideran que la comunicación es una asignatura pendiente en su casa. No se escuchan, no se entienden, se gritan… Queremos ayudaros a comunicaros de forma eficaz y respetuosa. En este artículo encontrarás información sobre aspectos generales que son el punto de partida para conseguirlo.
1. ¿Qué objetivos tienes cuando te comunicas?
Es esencial que te hagas esta pregunta ya que tener claro cuál es tu objetivo, te señalará el camino a seguir para que tu comunicación sea eficaz.
Generalmente cuando nos comunicamos debemos procurar que se consigan estos objetivos:
El objetivo concreto. Cuando nos relacionamos podemos buscar diferentes cosas como por ejemplo: decir no, obtener una aclaración, pedir un favor, pedir un cambio, explicar algo en particular…
Que el otro se sienta bien. Cuando nos comunicamos debemos buscar que el otro se sienta escuchado, validado , libre para ofrecer su punto de vista… Si la otra persona se siente juzgada o poco tenida en cuenta, puede que la comunicación no funcione bien. Con frecuencia nos centramos tanto en nuestras propias necesidades, que nos olvidamos de las de los demás obstaculizando la conexión.
Que uno mismo se sienta lo mejor posible. No se puede perder de vista este aspecto ya que es tan importante como el anterior. La clave está en ser tú mismo, comunicando tus puntos de vista o necesidades pero respetando a la otra persona.
Mantener una buena relación con la persona. Con tu jefe, con un compañero de trabajo, con la profesora de tu hijo, con tu familia… Este objetivo sólo será posible si se han conseguido los anteriores.
La próxima vez que te comuniques con alguien, antes de hablar hazte estas preguntas:
- ¿Qué objetivo concreto tengo? ¿Lo transmito con las palabras que tengo pensado decir y con mi actitud?
- ¿La otra persona se sentirá bien cuando me comunique con ella?
- ¿Me sentiré yo bien?
- ¿Conseguiré mantener una relación respetuosa y cordial?
Si la respuesta a estas preguntas es “si”, puedes comunicarte sin problema. Si la respuesta a alguna de ellas es “no”, tómate algo de tiempo para replantearte y reformular la comunicación.
2. Estilos de comunicación
Tenemos tres posibles estilos de relacionarnos y comunicarnos. Unas nos acercaran más a los objetivos anteriormente mencionados y otras, todo lo contrario.
Veamos cada uno de ellos.
Comunicación pasiva. Es cuando no defendemos nuestros derechos personales y ponemos a los demás por delante de nosotros. Lo hacemos porque no queremos que haya conflicto, pensamos que el otro puede sentirse mal, nos sentimos culpables por discrepar… Ante el malestar que sentimos o los problemas que creemos que pueden generarse, tomamos una actitud sumisa y decidimos no comunicarnos aunque eso nos suponga una incomodidad. Cuando actuamos de esta forma la otra persona suele sentirse bien pero nosotros no y por tanto, la relación no funciona a la larga.
Comunicación asertiva o inteligente. Este es el patrón de comunicación más sano y el que idealmente debemos llevar a cabo. Por un lado respetas los derechos de los demás pero sin olvidarte de los tuyos y de tus necesidades. Se tiene una comunicación sincera y relajada lo cual, favorece la conexión. Cuando tenemos este estilo de comunicación es muy probable que ambas partes os sintáis bien, favoreciendo que la relación vaya bien.
Comunicación agresiva. Es cuando anteponemos, llegando incluso a ser desagradables, nuestros derechos y necesidades a los de los demás. Cuando tomamos esa actitud nos sentimos bien porque nos salimos con la nuestra pero enseguida podemos sentirnos mal. La otra parte es probable que se sienta mal y con el tiempo, se irá distanciando de nosotros. Como puedes imaginar es poco probable que la relación funcione.
Comunicación pasiva- agresiva. Este estilo suele aparecer después de haber mantenido durante demasiado tiempo un estilo pasivo de comunicación. La frustración y malestar conducen al extremo contrario, presentando comportamientos más invasivos y agresivos. En este caso, nadie se siente bien y pueden aparecer problemas en la relación.
Esto no quiere decir que tengamos que encajar al 100% en alguno de estos patrones. Lo normal, es que en función del momento, la persona o el contexto, tendamos más a un estilo o a otro. Es decir, nos vamos moviendo por un continuo en el que a veces nos acercamos más a unas posiciones y otras veces a otras. Por ejemplo, puedes tener una actitud más pasiva en el trabajo y en casa más agresiva. También puede ocurrir que por lo general tomemos una actitud asertiva pero que ante determinados temas nos mostremos más pasivos o agresivos.
Llegados a este punto, te animamos a que durante una semana busques estos estilos de comunicación en casa. Analizando la situación con detalle y explorando los distintos desencadenantes que favorecen que tomemos un estilo u otro.
3. Derechos personales
A lo largo de este artículo hemos mencionado en varias ocasiones el término “derechos asertivos”. El psicólogo estadounidense Manuel J. Smith los define como: “Son declaraciones sobre nuestra verdadera responsabilidad para con nosotros mismos y la aceptación de nuestra condición como seres humanos, que señalan los límites prácticos de lo que los demás pueden esperar de nosotros”. Estos derechos los tenemos por el hecho de ser seres humanos y a nivel psicológico es importante tanto defender los propios como respetar los de los demás.
A continuación te exponemos algunos de los principales derechos asertivos:
1) Derecho a decidir sobre nuestros propios valores y estilo de vida.
2) Derecho a ser tratados con respeto y dignidad.
3) Derecho a “decir no” sin sentirnos culpables.
4) Derecho a sentir y expresar nuestros sentimientos teniendo siempre en cuenta las consecuencias y no dañar los derechos de los demás.
5) Derecho a pararnos a pensar antes de actuar y a tomar nuestras propias decisiones.
6) Derecho a cambiar de opinión.
7) Derecho a tener en cuenta nuestras necesidades y a pedir lo que necesitamos.
8) Derecho a cometer errores.
9) Derecho a tomar nuestras propias decisiones.
10) Derecho a equivocarse o a no saber de algo.
De esta lista de derechos:
- ¿Cuáles te respetas y respetas de los demás?
- ¿Cuáles no te reconoces o tienes dificultad para ejercitar? ¿Por qué? ¿Qué acciones concretas podrías llevar a cabo para mejorar en este aspecto?
Esperamos que este artículo introductorio te anime a prestar más atención a tu comunicación y a mejorarla. Nuestra recomendación es que leas todo el contenido que tenemos sobre este tema en nuestra web.
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