Cuatro claves sencillas para reducir el estrés familiar
Prevenir el estrés que aparece, inevitablemente, en muchos progenitores durante la crianza de los hijos, consiste también en procurar la combinación adecuada de eficacia y tranquilidad en el desarrollo de la vida familiar. En este apartado analizaremos tres aspectos fundamentales en el día a día familiar: cómo organizarnos, cómo dar respuesta a los imprevistos y cómo enfocar de manera productiva las pequeñas dificultades.
SIMPLIFICA LA VIDA DE LA FAMILIA
Durante nuestra revisión sobre el estrés encontramos que uno de los aspectos más determinantes para sofocarlo es la organización familiar. ¡Adoptar una buena planificación es importantísimo a medida que aumenta la familia! Estas ideas te pueden clarificar a la hora de ponerte manos a la obra con la organización de las rutinas familiares.
Trata de elaborar un calendario de tareas y obligaciones habituales. (Pero ten en cuenta que no puede ser inflexible, ya que siempre pueden aparecer imprevistos u obligaciones extraordinarias).
Planifica las tareas importantes o inusuales que se tienen que llevar a cabo cada semana, por ejemplo, las revisiones médicas, adquisición de materiales escolares u otras necesidades. Puedes recoger las tareas por escrito, priorizando su urgencia. (Este “volcado de información” te puede ayudar a tener la mente más clara y a asegurarte de tener todo controlado). Ordénalas según su importancia y procura hacer una planificación más realista, sin dejarte llevar por la procrastinación. Habrá obligaciones más tediosas pero importantes, que os cueste más trabajo hacer. No busques pretextos en otras actividades más ligeras para aplazarlas. Muchas veces es mejor realizarlas de una vez y disfrutar del alivio de los objetivos cumplidos.
No seas muy ambicioso en la planificación de las actividades familiares culturales o de ocio. siempre es reconfortante dedicar un tiempo a no hacer nada a disfrutar de la compañía de los hijos desde la tranquilidad y la calma. Además, si te propones realizar mucho, probablemente sea difícil alcanzarlo y eso te genere cierta frustración. Además, cuanto más pequeños, más relativos serán sus horarios. Pueden tardar en estar listos, pueden surgir contratiempos, (pueden surgir desacuerdos, mancharse la ropa, tener hambre, sentir enfado…) y estas son oportunidades maravillosas para educar, siempre que tengamos el tiempo suficiente de hacerlo y podamos abordar estas situaciones desde la calma. No infravalores estos aspectos de la convivencia.
Reserva momentos diarios también para estar en familia sin hacer nada más que disfrutar de la compañía mutua. Estos ratos supondrán vitaminas para el espíritu, además de poder resultar muy divertidos.
Haz que tus hijos participen en las rutinas familiares y repite las rutinas para lograr buenos hábitos. La repetición de actividades aporta a los hijos la capacidad de predecir lo que va a suceder, y esto genera mucho orden y tranquilidad. Además, tener una estructura de tareas, (lo que tenemos que hacer, los lugares dónde vamos a estar, la hora de los deberes, quién nos va a acompañar a las actividades e incluso lo que vamos a comer esta semana …) anticipa muchos problemas, ya que todos los miembros de la familia saben lo que tienen que hacer en cada momento y eso les da tranquilidad. Hay muchos estudios que indican lo beneficioso que es tener un calendario predecible de tareas para hijos de todas las edades. Consulta nuestros consejos en ¿Cómo establecer rutinas?
Implica a tus hijos en las tareas familiares. Además de ganar en planificación, les animarás a esforzarse en su autonomía y desarrollarás su responsabilidad. Desde la Fundación, consideramos fundamental el desarrollo de este valor, por lo que te aconsejamos que profundices en cómo fomentarlo a través de nuestra guía.
Instala en vuestra vida familiar el hábito de realizar reuniones familiares. Se trata de una estrategia muy útil para fomentar el compromiso de todos los componentes de la familia, independientemente de su edad. Además, la participación en la vida familiar y la toma de decisiones desarrollan la autonomía y responsabilidad de los hijos. Si aún no conoces cómo hacerlo y quieres profundizar en sus ventajas, puedes consultar nuestro vídeo explicativo en Las reuniones familiares
APRENDE A GESTIONAR SITUACIONES IMPREVISTAS
Pese a que la organización y planificación familiares pueden ser muy buenos antídotos del estrés, es muy probable que en el día a día tengamos que lidiar con problemas o imprevistos de lo más variado, sobre todo en cuanto a las reacciones emocionales de los hijos. Nuestra mente es una herramienta maravillosa que nos ayudará a responder de forma rápida y adecuada, siempre y cuando seamos capaces de gestionar ciertas reacciones emocionales que nos pueden incomodar y dejarnos llevar por los nervios.
Veamos un ejemplo.
Miguel y el tentempié No podíamos imaginar el enfado que Miguel (5 años) iba a protagonizar ese día en la puerta del colegio. Estaba contento hasta que su madre descubrió en su mochila que había olvidado de tomar el almuerzo del recreo. Intrigada le preguntó con el desayuno en la mano. “¿Y esto? ¿Cómo es que no te lo has comido? ¿No tenías hambre?”. Aquello no fue una buena idea. Cuando el estómago de Miguel empezó a recordarle lo hambriento que estaba, el niño deseó tomar su aperitivo de inmediato. Pero su madre, le dijo “No, ahora es casi la hora de comer. No puedes tomar frutos secos”. Todo lo que sucedió después fue muy incómodo. Miguel, muy furioso, gritó, pataleó, se agarró a una farola ante la atónita mirada de su hermano pequeño y algunos compañeros... hasta que finalmente tuvo que ser llevado “a rastras” hasta el coche con lágrimas en los ojos. Su madre le acompañó unos minutos hasta calmarle, pero el episodio supuso ella mucho estrés y un gran ejercicio de paciencia, ya que llegaba con el tiempo justo de dar de comer a los niños y volver al trabajo. Esa tarde analizó junto a su marido, ya con más calma, lo sucedido, llegando a la conclusión de que ambos habían aprendido lo que nunca más volverían a hacer. De no haberle recordado a Miguel su hambre, el problema probablemente no hubiese aparecido. Además, el momento de acompañamiento en el coche ayudó a Miguel a comprender que no siempre podemos tener lo que deseamos inmediatamente, y que a veces hay que esperar unos minutos para darle respuesta a nuestras necesidades. |
El ejemplo anterior puede ayudarnos a comprender la importancia de practicar con los hijos una buena gestión emocional. Esto evita situaciones estresantes, a la vez que supone un aprendizaje para la vida. Recuerda que los niños no tienen la misma capacidad que nosotros para gestionarse, principalmente por cuestiones madurativas, ya que su cerebro está aún en desarrollo. Sin embargo, una gran parte de nuestros de los niños y adolescentes tienen la misma capacidad que nosotros para aprender a regular sus emociones, por lo que sería muy útil ayudarles a ello, enseñándoles a manejar su estrés. Recuerda que, con algo de dedicación y paciencia podemos enseñarles a regular sus emociones adecuadamente. Si tus hijos son pequeños, puedes obtener más información sobre estas recomendaciones en nuestro apartado de rabietas.
APRENDE DE LOS ERRORES
Como ya hemos recordado, tener una mentalidad de crecimiento nos ayuda a mirar el problema como una oportunidad para aprender de nuestros hijos y mejorar en nuestra capacidad como padres. Recuerda nuestro ejemplo.
Si somos capaces de observar la situación con cierta distancia y algo más de calma, todo aquello que gestionemos con nuestra familia nos dotará de mejores habilidades y competencias. El truco es ser capaces de reflexionar sobre lo vivido y aprendido. Esto en psicología se llama “reevaluación cognitiva positiva” y es un proceso sencillo que consiste en averiguar qué salió mal y proponer ideas sobre cómo lo podríamos hacer mejor en el futuro. Es justo el proceso que realizaron en casa los padres de Miguel.
Además, esta reevaluación evitará regañinas y castigos que en la mayoría de los casos no solucionan el problema, no lo previenen y puede suponer un aprendizaje negativo para el niño.
Quizás puede resultar mucho más productivo buscar pequeñas soluciones. En nuestro ejemplo, podemos ayudar a Miguel a tomar el desayuno durante el recreo colocándolo en otro lugar de la mochila o cambiándole una pulsera de mano para que se acuerde.
ENFOCA LOS PROBLEMAS DE MANERA PRODUCTIVA
No generalices los problemas. Atiende la dificultad concreta con la perspectiva de que cada paso que demos en la crianza nos acerca a nuestros objetivos. Por ejemplo, si un día no estamos preparados para salir de casa en el tiempo planificado, tu pensamiento de “nunca somos capaces” te acercará menos al objetivo. Puedes pensar, sin embargo, “me gustaría que hoy fuéramos capaces de conseguirlo” y preparar aquello que me acerca a conseguirlo y llevarlo a cabo de forma explícita. También puedes aplicarlo a las dificultades de los otros miembros de la familia. Si tu adolescente, por ejemplo, ha llegado tarde a clase esta mañana, analiza con él qué sucedió ese día concreto y la tarde anterior con el fin de obtener un aprendizaje. Si, por el contrario, valoramos que “siempre llega tarde y apura hasta el último momento en la cama por las mañanas, esta generalización no anima al cambio, sino todo lo contrario, le instalará en el pensamiento de “yo soy así”.
Intenta prevenir situaciones difíciles en lugar de anticipar problemas. Pensar que habrá dificultades en una actividad concreta, solo conseguirá ponerte alerta y posiblemente de mal humor. Sin embargo, si eres capaz de transformar esa preocupación en acciones concretas que puedan prevenir un problema, convertirás tu preocupación en una motivación. Por ejemplo, cuando salimos a comer fuera en familia o emprendemos un viaje en coche y piensas “se van a comportar de forma inadecuada”, puedes transformar este pensamiento en otro del tipo “estaría bien llevar algún juego para viajes u otro entretenimiento, ponerles música en el coche, darles alguna responsabilidad o dinamizar la actividad con una conversación agradable.
Ante las dificultades, anima a tu familia a mantener una actitud positiva. Es muy probable que encontremos dificultades e impedimentos en el día a día familiar, posiblemente asuntos que no dependan directamente de vosotros. Revisa algunos de nuestros consejos sobre cómo crear un ambiente positivo en casa.
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