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7 TRUCOS PARA MANTENER A RAYA EL ESTRÉS DEL DOCENTE

Niño organizando su tiempo y deberes

Si eres docente ya lo sabes. La tuya es una de las profesiones con mayores índices de estrés. El ritmo acelerado del curso, la preparación y corrección de exámenes, las juntas de evaluación, la gestión del grupo de alumnos, las reuniones con las familias… Muchas son las ocasiones y situaciones que durante el año escolar te pueden hacer sentir como subido en una montaña rusa, arriba y abajo, sorteando momentos de mucha dedicación con otros más livianos. 


Afortunadamente no todo son desventajas. La docencia es uno de los trabajos más maravillosos. Muchos maestros y profesores ejercen por vocación y logran hacer de su profesión un propósito. Además, la enseñanza te regala la oportunidad de dejar una gratificante huella en el alumnado, muchas veces un grato recuerdo o unos aprendizajes que no se disiparán con el paso del tiempo. ¿Verdad que ahora mismo podrías recuperar de tu memoria alguno de ellos?


Nuestra admiración hacia el profesorado nos anima a valorar su esfuerzo. Detrás de los tópicos relacionados con sus prolongadas vacaciones, sabemos que probablemente hay mucha preparación y trabajo, muchas veces en jornadas laborales que exceden el horario escolar. 

Por ello, hemos preparado estas sencillas recomendaciones que creemos que pueden serte útiles si lo tuyo es la enseñanza.


1. EL CUIDADO DEL CUERPO


Empecemos por el cuidado de lo más básico, no por ello menos importante: nuestro cuerpo. Somos seres vivos y como tales, deberíamos esforzarnos por escuchar y cultivar nuestra salud física a través de buenos hábitos. ¿Sabías que la Organización Mundial de la Salud establece cinco imprescindibles para los autocuidados? Estos son:


  • Una alimentación sana, equilibrada y lo más natural posible.

  • Actividad física frecuente, por ejemplo, dar 10.000 pasos cada día. 

  • Exposición a la luz solar durante 30 minutos diarios. 

  • 8 horas de sueño reparador. 

  • 2 litros de agua al día. 


En realidad, un estilo de vida sano es la mejor prevención del estrés. ¿Cuántos de estos cuidados crees que cumples a diario?


2. UN DÍA A DÍA EN EL QUE QUEPA DE TODO


La presencia del trabajo en la vida cotidiana del docente suele tener un peso importante. En primer lugar, por la carga ocasional que determinados periodos suponen, como el inicio de curso o las evaluaciones trimestrales. Pero también por el gusto por la profesión, que a veces puede llevar a restarle espacio a otros ámbitos. Recuerda que implicarte en mejorar tu vida personal es un amortiguador del estrés, aún en los momentos de mayor dedicación. Procura que durante la semana haya oportunidades para todos estos aspectos:


  • Autocuidados.

  • Ocio.

  • Familia.

  • Hogar y aspectos domésticos.

  • Socialización, amistades.

  • Actividad física y deporte.

  • Gestiones personales y organización.

  • Estudio, crecimiento personal y/o aprendizajes diversos.

  • Descanso y/o aburrimiento, (tiempo para no hacer nada).


¿Qué porcentaje de tu tiempo semanal dedicas a estos ámbitos? ¿Serías capaz de calcularlo? Recuerda que desconectar del trabajo y atender otras obligaciones o aficiones te ayudará a reconectar con tus obligaciones con mayor disposición.


3. EL ARTE DE FLUIR


Muy relacionado con lo anterior está la práctica habitual de actividades agradables o gratificantes que logren ensimismarte, abstraerte y hacerte feliz.  ¿Cuándo fue la última vez que te viste tan inmerso en una tarea agradable que perdiste incluso la noción del tiempo? ¿Recuerdas esa grata sensación entre la concentración y el disfrute? Algunos autores la denominan “fluir” (Flow en inglés) y hablan de lo beneficiosa que resulta para la salud física y mental. 


Fluir es algo muy personal, que muchas veces tiene que ver con tus destrezas, habilidades, inquietudes o gustos. Algunas personas “fluyen” con la lectura, dibujando, tocando un instrumento musical, reparando un objeto cotidiano, fabricando algo con sus propias manos o simplemente paseando. 


Anímate a sacar algo de tu tiempo semanal para practicar o desarrollar una afición o actividad agradable. Probablemente te ayudará a ser más eficaz y eficiente también en el trabajo. 


4. ORIENTARSE HACIA EL BIENESTAR EMOCIONAL


Mantener un buen equilibrio emocional y gestionar de forma adecuada tus emociones (agradables y desagradables), contribuye notablemente a esa sensación de bienestar que tanto anhelamos. En realidad, cuando pensamos en la felicidad muchas veces lo asociamos más a este placentero estado de calma que tiene que ver con este equilibrio. 

Independientemente de si trabajas con niños o con adolescentes, esta capacidad para regularte te va a ayudar a gestionar conflictos o momentos de agitación o tensión, de aquellos que se presentan de forma usual en el aula. También te será útil durante jornadas largas o intensas. 


Estas son algunas de las cosas que puedes incluir en tus rutinas:


  • Practicar la meditación, la relajación, la oración… como estrategias para entrar en un estado de calma y quietud.

  • Realizar actividades físicas relacionadas con el desarrollo del autocontrol corporal (yoga, pilates, taichi…).

  • Aprender mindfulness y llevarlo a cabo en el día a día. 


5. LAS PAUSAS SALUDABLES DURANTE LA JORNADA LABORAL


Las pausas estratégicas siempre son posibles, por muy poco tiempo que dispongas. Por ejemplo, durante el trayecto de una clase a otra, puedes elegir entre consultar tu móvil mientras caminas o responder a un correo de una familia, o por el contrario caminar en “modo observación”, conectando con el momento presente, con tus sensaciones, con la mirada en el contexto, la decoración de los pasillos, el exterior a través de las ventanas, la mirada de un compañero o de un alumno… Parece claro que, con la segunda opción, tu mente entrará más “oxigenada” a la siguiente clase. 


Dentro del aula, acostumbra a tomar un minuto para contemplar a tu grupo de estudiantes. También puedes mirar por la ventana u observar la clase. Es sorprendente cómo nuestro cerebro puede recuperarse de una intensa actividad con tan solo un minuto. 


Otra sugerencia es aprovechar los minutos de descanso, (por ejemplo, a la hora del patio o de la comida), para dar, si es posible, un paseo al aire libre. Pocos minutos pueden ser suficientes para desconectar y airearse, mejorar el estado de ánimo y “resetear” antes de continuar con el trabajo. Esta supone una estrategia que, además de ser saludable, te puede ayudar a estar más concentrado y calmado. Si las inclemencias del tiempo no lo permiten, puedes pasear por un mercado cercano, una librería o cualquier otro espacio interesante. 





6. LA PRÁCTICA DEL "SLOW-TIME"


Practicar el “slow-time” supone simplemente hacer las cosas despacio como recurso de autocuidado. Ya se sabe que hablar, comer o caminar despacio reduce los niveles de estrés o ansiedad y amortigua la repercusión desagradable que estas emociones prolongadas en el tiempo generan en nuestro organismo. 


¿Cuándo y cómo hacerlo? Intenta hacerlo intencionadamente, recordando su utilidad, sobre todo en los momentos o periodos escolares de más intensidad laboral. 


Comprobarás incluso que, si lo realizas en clase, tus alumnos probablemente tiendan a imitarte, generando así un clima más tranquilo.


7. UNAS RELACIONES SANAS ENTRE COMPAÑEROS


En la mayoría de los centros educativos, la sala de profesores, el patio o la cafetería son puntos de encuentro con otros docentes de la misma etapa educativa. A veces, el poco tiempo disponible, la acumulación de tareas o la necesidad de estar concentrado pueden generar tensiones entre compañeros o convertir estos espacios “seguros” en lugares donde abundan las quejas, el mal humor o la desesperación. 


Procura no dejarte llevar por estas corrientes ni contribuir a la agitación o tensión colectiva. Por el contrario, intenta afrontar las dificultades con ánimo y disposición. El mejor protector para el estrés es el optimismo y el sentido del humor, aún en las peores situaciones. Recuerda recurrir a ellos desde la aceptación.


Por otro lado, el cuidado, ayuda y comprensión mutuos suelen ser contagiosos y harán que poco a poco se puedan forjar lazos afectivos y respetuosos entre vosotros. ¡Qué importante cuando posiblemente compartes más tiempo diario con tu equipo docente que con tu propia familia o con tus amigos! 


Esperamos que nuestras recomendaciones te ayuden a lograr un desarrollo profesional más equilibrado y satisfactorio. 


Si te interesa seguir leyendo sobre el tema, puedes consultar nuestra sección sobre Autocuidado.



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