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Queridos Reyes Magos... "Síndrome del hijo hiperregalado"


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La mayoría esperamos con gran ilusión La Navidad porque supone reunirse con la familia, descansar unos días de las obligaciones, hacer planes diferentes y por supuesto… porque llegan los Reyes Magos.

Sin duda los que más piensan en la llegada de sus Majestades son los pequeños y medianos de la casa. Intentan sacar buenas notas, portarse lo mejor posible los días previos, preparan con cuidado las zapatillas bajo las que aparecerán los regalos… Un ambiente de ilusión y cariño que padres e hijos solemos vivir como algo mágico y único.

Pero tanta ilusión puede hacer que nos pasemos de la raya y que nuestra lista de regalos sea excesivamente larga. La gran oferta de productos, en muchos de los cuales la calidad es muy dudosa, la falsa “necesidad” de tener más de todo, el compararnos con los demás… puede convertir algo fantástico en una fecha de consumismo y de excesos. Dejamos de lado el verdadero significado de la Navidad para centrarnos básicamente en lo material y frívolo.

Y es precisamente por esta tendencia al consumismo desmedido, por lo que desde hace años se habla del “Síndrome del hijo hiperregalado”. Es decir, los niños reciben muchos regalos en un espacio muy pequeño de tiempo dejando de experimentar ilusión, gratitud o curiosidad. Además, también se ha observado que muchos de los padres que regalan en exceso, suelen hacerlo para suplir de algún modo el poco tiempo que pasan con sus hijos durante el año.

Pero, ¿cuáles son las consecuencias del exceso de regalos?

  • Reduce la capacidad de disfrute y aumenta el aburrimiento. Cuando hay tantos regalos a los que prestarle atención, nos saturamos y perdemos la ilusión llegando incluso a aburrirnos.

  • Fomenta contravalores. Consumismo, materialismo, egoísmo… Si tenemos tantas cosas sin apenas pestañear, perdemos la capacidad de experimentar gratitud, asombro o curiosidad. Educar en la austeridad, aunque se tengan posibles, es muy importante porque contribuimos a que nuestros hijos valoren más las cosas y a que tengan en cuenta el esfuerzo que hay detrás de cada regalo.

  • Bajo nivel de frustración. Conseguir todo lo que se quiere da lugar a actitudes egocéntricas y caprichosas, frustrándose con gran facilidad cuando las cosas no salen como esperan o no reciben lo que quieren.

Como vemos no es recomendable excederse. La solución está en buscar un término intermedio en el que el número de regalos sea razonable, constructivo y un momento para educar. En esta línea, surge la REGLA DE LOS 4 REGALOS. Sería así:

  • Algo para llevar. Gafas, zapatillas, abrigo, vestido, pendientes…

  • Algo para leer. Novelas, cuentos, biografías, atlas…

  • Algo que necesiten. Instrumento musical, auriculares, una mochila…

  • Algo que deseen. Juguetes, una bicicleta, patines, tablet…

En “Educamos en familia” añadimos a estos cuatro regalos, un quinto: una experiencia. Lo material se rompe, se pasa de moda, se pierde… pero las experiencias quedan en el recuerdo y pueden convertirse en los mejores regalos. Por ejemplo: inscripción a alguna actividad (mejor si implica ejercicio físico), campamentos, intercambios en otros países, obras de teatro, conciertos...

Educar contracorriente es necesario en algunas ocasiones. Te animamos a que aproveches las vacaciones de invierno para fomentar valores como la familia, la gratitud y la austeridad. Dejemos aparcados el consumismo y el materialismo y experimentemos el verdadero espíritu de la Navidad.


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