Los valores de la Navidad
Se habla desde hace tiempo de que el verdadero espíritu navideño está desapareciendo. Y es cierto que hay mucho ruido, compras, comilonas… que nos distraen de lo importante. Pero algo está claro, el espíritu navideño lo podemos recuperar fácilmente. Así que si crees que en tu casa se han olvidado las buenas costumbres, sigue nuestros consejos y tendrás garantizadas unas navidades llenas de significado e inolvidables.
El verdadero espíritu de la Navidad supone cultivar:
Familia
Quizás el valor de la familia sea el más importante porque engloba a todos los demás. La Navidad es tiempo de unión y de encuentro. Nuestros hijos no siempre van a ponérnoslo fácil pero no por ello debemos desistir.
Para trabajar el valor de la familia te proponemos: cocinar juntos, preparar la mesa entre todos o poner el belén y el árbol de Navidad en familia.
Solidaridad
Es frecuente encontrar a niños y padres muy centrados en sí mismos y poco centrados en los demás. Cuántos regalos recibiré, tengo que conseguir las vacaciones más espectaculares, o tener la casa más adornada… Ante este tipo de ideas es fácil dejar en un segundo plano la solidaridad.
Pero ¿qué hacer para que brote de nuevo? Te animamos a que participes en campañas de recogida de alimentos, que dones juguetes o libros que no utilicéis y que sigan en buen estado o que te involucres en algún voluntariado.
Perdón
La Navidad invita al reencuentro entre familiares pero lo cierto es que muchas familias están rotas por rencillas y conflictos enquistados. El espíritu navideño nos anima a quitar de nuestro corazón el resentimiento para dejar espacio al perdón y la reconciliación.
Aunque no siempre será fácil, puedes mandar un christmas a esa persona deseándole buenos deseos, invitarles de nuevo a cenar a tu casa y así enterrar el hacha de guerra o llamarles el día de Navidad o Año Nuevo. Sin duda, te sentirás mucho mejor y estarás haciéndoles a tus hijos un regalazo al mostrarles con tu ejemplo que el perdón es posible y necesario.
Gratitud
En unas fechas en las que recibimos regalos, grandes banquetes, nos damos algún que otro capricho más especial… ¿nos acordamos de dar las gracias? La gratitud nos ayuda a hacernos conscientes y a valorar lo que tenemos. Y por el contrario, cuando no nos trabajamos la gratitud, suelen pasarnos desapercibidos todos los regalos cotidianos que la vida nos hace.
Algunas formas de cultivar la gratitud: dar las gracias por los alimentos que comeremos y cenaremos, escribirle otra carta a los Reyes Magos agradeciendo su generosidad por los regalos recibidos o charlar en familia abiertamente sobre el tema.
Generosidad
La Navidad es mágica para muchos de nosotros pero también hay muchas personas, y más cerca de lo que nos imaginamos, que la Navidad se convierte en una fecha triste. No poder celebrarla como le gustaría, no tener con quien compartirla, no tener recursos para hacer regalos a sus hijos…
Si eres uno de los afortunados que no se encuentra en esta o alguna otra situación similar, te animamos a que seas generoso y compartas tu fortuna con los demás. Puedes ir a cantar villancicos a una residencia de ancianos o a un hospital, acorta tu lista de deseos y destina algo en hacer una donación o lleva unos turrones a tu vecino que pasará las vacaciones lejos de su familia.
Como ves, puedes hacer que la Navidad se convierta en una experiencia plena. No son simples vacaciones o días de celebración sino que es una oportunidad para llenar tu hogar de alegría, generosidad y de unión.
Y como siempre decimos, no te conformes, se ambicioso y ¡vive el verdadero espíritu de la Navidad el resto del año!