Educar ¿quién dijo que fuera fácil?
Nuestros hijos cuando nacen no traen un manual de instrucciones debajo del brazo, ¡por desgracia! Tenemos que hacer frente a cientos de demandas sin saber muy bien cómo y yendo a tientas en muchas ocasiones en medio de la oscuridad ¿Qué difícil es esto de ser padres verdad? Pero no estás solo. Muchos otros padres tienen tu misma preocupación y desde esta página queremos ayudarte.
La convivencia en familia y la educación de tus hijos son el crisol en el que puedes crecer y engrandecerte como persona. Es la oportunidad diaria de desarrollar la mejor versión de ti mismo, el amor, la generosidad, el sentido del humor, , la compasión, el perdón… y muchas otras virtudes con las que no nacemos, pero que podemos aprender y transmitírselas a nuestros hijos.
Cada niño es un mundo, ya te habrás dado cuenta. Y además no hay fórmulas magistrales que nos den la solución a todas las dudas que se van planteando durante la educación. Aún así estos tips pueden darte algo de luz y sobre todo empuje, para que no pierdas la ilusión en la fascinante aventura de ser padres.
Paciencia
A lo largo de la crianza de tus hijos irás, sin darte cuenta, ejercitando el músculo de la paciencia ¡y no veas de qué forma! Noches sin dormir, rabietas, discusiones con sus hermanos, desobediencia… La educación te impondrá muchos retos que deberás afrontar desde la calma. No desesperes, dale tiempo a tus hijos y a ti mismo para enfrentaros a los pequeños obstáculos cotidianos.
Atiende y entiende
Los niños desde que son pequeños necesitan nuestra atención y nuestra guía para aprender a desenvolverse en el mundo que les rodea y para hacer frente a los problemas que se les van planteando. Escúchales, dedícales tiempo, trata de entenderlos y de ponerte en su lugar.
Pon límites claros y firmes
Nuestros hijos necesitan límites. Las normas familiares les ayudan a ser más responsables y a tener las habilidades necesarias para enfrentarse a un mundo que está cada día más normativizado. Las normas y los límites permiten que desde que son muy pequeños, vayan asimilando y aceptando el respeto, el diálogo y mejorando su tolerancia a la frustración.
Escúchales
A los niños y adolescentes les cuesta mucho comunicarse pero si nos detenemos un poco y creamos el ambiente apropiado, la familia se puede convertir en un espacio estupendo de diálogo y unión. Cuando tu hijo te hable de lo que ha aprendido en el cole o de lo que le molesta de su hermano, demuéstrale que le entiendes y que su opinión es tan importante como la de cualquier otro. Además si eres un modelo de escucha, es probable que ellos te escuchen ¡un poco más!
Muestra tu afecto y cariño
Cultiva el amor incondicional hacia tus hijos desde que son bebés. Demuéstrales con gestos y palabras que estarás ahí pase lo que pase. Además de crear un clima familiar muy positivo también os ayudará a sobrellevar mejor los conflictos y problemas familiares. Recuerda: ¡uno recoge lo que siembra!
Tus hijos están en continuo cambio, ¡acéptalo!
Los niños crecen muy rápido por eso la familia os tendréis que ir acostumbrando y adaptando a cada etapa. Quizás la más complicada sea la adolescencia por eso debes tener doble dosis de paciencia. En esta etapa es momento de soltarles de la mano, dialogar con ellos y dejarles su espacio.
Di adiós a los gritos y la agresividad
Procura dejar de lado estos malos hábitos porque no sirven para nada. Cuando son pequeños suelen asustarse y bloquearse y cuando son más mayores es probable que se cree distancia entre vosotros y que dé lugar emociones negativas. Además el ejemplo que estás dando no es bueno ya que tus hijos estarán aprendiendo que la forma de solucionar problemas es con gritos e irritación.
Cuenta hasta diez
Normalmente vamos por la vida “apagando fuegos” y con nuestra maquinaria al límite por eso es inevitable que haya momentos en los que veamos las cosas realmente oscuras. No te dejes arrastrar por el cansancio y la frustración y cuando quieras proponer un cambio o pedir ayuda, párate, respira e intenta calmarte. Cuando estés relajado es más probable que puedas conseguir el cambio que estás buscando porque los demás te comprenderán mucho mejor.
Cuídate
Aunque ser padres no esté remunerado, lo cierto es que exige el mismo o incluso más esfuerzo que cualquier otro trabajo. Para cuidar y enseñar a nuestros hijos debemos encontrarnos bien por dentro y por fuera. Dedica ratos para hacer lo que te gusta, relajarte o para regalarte algún capricho. La paternidad requiere estar en forma por eso hay que recargar pilas de vez en cuando.
Por último,
Sé creativo
No pretendas ser ni superman ni superwoman, todos tenemos nuestro límite. A veces necesitamos desconectar un poco de los niños y eso no significa que seamos un mal padre o una mala madre. No te empeñes en ser el mejor padre o la mejor madre las 24 horas del día durante los 365 días del año ¡es imposible! Sé creativo y busca alternativas: contrata a una niñera un sábado al mes, habla con los padres de los compañeros de tu hijo y que cada semana se encargue uno de recogerles del colegio, busca actividades educativas e incluso gratuitas para viernes por la tarde o sábado por la mañana… Hoy en día hay a nuestro alcance millones de opciones y seguro que alguna se adapta a tus necesidades.