La voluntad: ¿Qué es y por qué es tan importante?
“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.” Albert Einstein.
La fuerza de voluntad es la capacidad de esfuerzo que tenemos los seres humanos para llevar a cabo un plan de acción o cumplir nuestras metas. Se trata del motor que nos ayuda a renunciar a un bien pasajero teniendo en cuenta un bien mayor futuro (por ejemplo, dejar de salir con los amigos para poder completar un trabajo que debemos entregar pronto). Es decir, es la fuerza que nos permite renunciar a algo que en el momento nos apetece, pensando en los beneficios que esto nos puede traer.
Se trata también de uno de los valores más importantes para ser exitosos en la vida ya que nos puede salvar de caer en comportamientos o hábitos poco saludables (como beber, fumar, comer demasiado o tener prácticas sexuales promiscuas) y nos ayuda a formar hábitos que mejoren nuestra calidad de vida (hacer ejercicio físico, cumplir con nuestras responsabilidades, meditar, gestionar nuestro tiempo de modo eficaz).
De este modo, la voluntad se vuelve una herramienta que ayudará a nuestros hijos a desarrollar su propia personalidad, a resistir influencias negativas y a combatir la tendencia natural a la pereza. En otras palabras, cuando les educamos en voluntad, estamos dándoles un medio para conseguir sus metas.
No sólo se trata de una gran virtud sino que la falta de voluntad puede poner en riesgo a nuestros hijos. Hay estudios que sugieren que los niños con poco autocontrol tienen más posibilidades de caer en comportamientos criminales, tener adicciones y enfrentarse a problemas financieros como deudas bancarias.
¿Cómo identificamos cuando nuestros hijos tienen fuerza de voluntad? Un niño tiene voluntad cuando realiza esfuerzos sin quejarse como levantarse a su hora, estudiar, cumplir sus compromisos aunque no le apetezca , soportar pequeños malestares, etc. Pero esta fortaleza no se adquiere por obra de magia, fortalecer la voluntad es como fortalecer un músculo, se necesita empezar por esfuerzos pequeños y practicarla cada día estando conscientes de que implica un gran esfuerzo.
“Adquirir un hábito nuevo antes de que se arraigue un vicio nos vacuna contra él, pues es más sencillo adquirir una virtud cuando no existe el vicio“ Enrique Rojas.
Cuanto más pequeños comiencen nuestros hijos a dominar sus impulsos y deseos, más sencillo les resultará esforzarse para conseguir lo que se proponen y entenderán que todo lo que merece la pena requiere determinación y perseverancia. Esto es de mucha importancia ya que promoverá en ellos una buena autoestima, madurez y responsabilidad.
Como padres, en ocasiones nos cuesta exigir a nuestros hijos, sobre todo cuando nuestra intención es evitarles pasar por dificultades que nosotros tuvimos que superar. A pesar de que nuestras actitudes de sobre protección nacen del amor que les tenemos, debemos entender que muchas veces estas actitudes son una clase de cariño mal entendido y que les está perjudicando. Nuestro deber no es evitarles el sufrimiento sino acompañarles y ayudarles para que puedan superarlo cuando se enfrenten a un problema. Al cuidarles demasiado y no procurar que se esfuercen en su vida diaria, les estamos privando de la oportunidad de fortalecer su fuerza de voluntad y carácter.
Hoy en día la voluntad es uno de los valores más escasos entre nuestros jóvenes. Esto se traduce en cada vez es más frecuente encontrar jóvenes que no soportan la frustración, incapaces de posponer las gratificaciones, que tienden a dejar los deberes o trabajos hasta el último momento y que abandonan con facilidad retos y metas.
Por último, es importante que comprendamos que la voluntad nos hace más libres. Comúnmente mal entendemos termino “ser libre” pensando que la libertad significa poder hacer lo que a uno le apetezca. Sin embargo, ser libre no es hacer lo que uno quiere o seguir nuestros deseos inmediatos sino ser capaces de vencer esos pequeños impulsos para poder alcanzar mayores metas. Si un niño no tiene obligaciones ni consecuencias, tiene permitido jugar cuando le apetece y posponer los deberes cuanto tiempo desee y se le satisfacen todos sus deseos, difícilmente desarrollará voluntad. Teorías modernas de educación nos sugieren que demos dar “libertad” a los niños para elegir y hacer lo que quieran con el objetivo de que alcancen a desarrollar su personalidad “plenamente”.
La felicidad no consiste en vivir cómodo y sin retos, sino en tener objetivos claros y luchar para conseguirlos. La libertad que nos regala la fuerza de voluntad, nos permite deshacernos de las pequeñas distracciones y obstáculos que se interponen ante nuestras metas.
Un niño con fuerza de voluntad es un niño capaz de elegir su propio camino. Forjemos personalidades sólidas y así, personas felices y capaces.