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Atención plena para frenar el consumo del alcohol


Como padre es muy probable que te preocupe el consumo de alcohol en tus hijos. Quizás les hayas intentado convencer de que “no es necesario beber para pasarlo bien” o de que “el alcohol es malo” pero aún así la mayoría de los adolescentes consumen alcohol de forma regular. Desde hace muchos años se vienen implantando programas educativos de prevención del consumo de alcohol, pero la realidad es que los chicos siguen bebiendo más de lo deseable. Ante estos resultados están apareciendo nuevas formas de abordar este tema pero no desde la perspectiva de “meter miedo”, sino desde la de enseñar a los jóvenes a relacionarse de forma más saludable con el alcohol.

En este artículo reflejamos el resultado de un estudio en el que se muestran los beneficios de practicar la atención plena o mindfulness para reducir el consumo de alcohol.

En 2012 el 37% de los universitarios bebían de forma compulsiva y aunque es una cifra menor que en 1980 (44%), se puede decir que los programas de prevención de consumo de alcohol no están dando los resultados esperados.

El mundo científico se puso manos a la obra y la Universidad de Ohio comprobó si un breve entrenamiento en mindfulness podría contribuir a que se consumiera el alcohol de forma más responsable. Para el estudio seleccionaron a 76 estudiantes que habían tenido un episodio de consumo de alcohol excesivo en las dos semanas anteriores (5 o más copas en dos horas para hombres y 4 copas en dos horas para mujeres). A la mitad del grupo se les entrenó en un programa de atención plena: meditaciones guiadas para tomar conciencia de sus pensamientos, sentimientos y sensaciones en el momento presente. Técnicas de aceptación sin prejuicios de sus propios pensamientos y sentimientos ante imágenes que incitan al consumo de alcohol. Durante cuatro semanas hicieron meditaciones guiadas y se les pidió que meditaran una hora a la semana por su cuenta. A la otra mitad del grupo, no se les enseñó ninguna meditación ni ninguna otra técnica. Ante la exposición de imágenes tentadoras, se les dijo que utilizaran cualquier cosa que se les ocurriera para controlar el impulso de beber.

Después de cuatro semanas, el grupo entrenado en meditación ya comenzó a ver los primeros beneficios. Se había reducido el consumo excesivo de alcohol y no estaban experimentando tantas consecuencias negativas de su consumo, como meterse en peleas, no ser capaz de hacer las tareas o sufrir el síndrome de abstinencia. Además se sentían más capaces de controlar su consumo.

Estos resultados muestran que los programas tradicionales de abstinencia no son la mejor forma de controlar el consumo de alcohol sino que parece más interesante enseñar a los alumnos a relacionarse de una forma más sana con el alcohol y con el deseo de beber.

También se ha comprobado que los estudiantes normalmente no planean “emborracharse” sino que el ambiente facilita que esto ocurra. La atención plena les permite hacer una pausa, ser conscientes del deseo que tienen de beber y decidir si se dejan llevar por el o no.

A raíz de este estudio se han hecho otros para el control de otras conductas compulsivas como los atracones de comida y que confirman que la práctica de la meditación favorece el control de éstas.

Aunque hay que estudiar más sobre el efecto de la atención plena en las conductas impulsivas, habiendo constatado la cantidad de beneficios que aporta la meditación a los jóvenes, así que ¿por qué no añadir a los deberes un rato diario de meditación?

Autor: Kira M. Newman


 

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