Habilidades sociales: aprender a relacionarse
Como seres sociales que somos, necesitamos aprender y dominar una serie de habilidades que nos permitan relacionarnos correctamente con el entorno, establecer relaciones sanas con nosotros mismos y con los demás y resolver conflictos. Este conjunto de capacidades es lo que llamamos “habilidades sociales”.
La adquisición y desarrollo de las habilidades sociales comienza prácticamente desde la cuna por lo que es importante que prestemos especial atención a los modelos e interacciones a los que están expuestos nuestros hijos.
Hoy día se sabe con certeza que saber gestionar las emociones y disponer de habilidades sociales son requisitos previos para tener éxito en la vida. Por ejemplo: ser un buen padre, ser una buena esposa, disfrutar con los amigos, lograr las metas profesionales que deseas… así como cualquier otro objetivos que desees alcanzar.
La buena noticia es que estas habilidades se pueden aprender y entrenar.
¿Cómo se aprenden las habilidades sociales?
Existen distintos caminos:
Experiencia: la interacción directa con otras personas permite que se vayan aprendiendo y consolidando habilidades.
Modelos: por medio de la imitación de las conductas de otras personas nuestros hijos aprenden muchas estrategias de afrontamiento.
Aprobación: si un comportamiento ha sido premiado o reforzado de alguna forma, es probable que vuelva a repetirse en un futuro.
Como puedes ver la mejor manera de adquirir habilidades sociales es practicando. Anima a tus hijos a interactuar con otras personas aunque en un principio se muestren tímidos, refuérzales ante los pequeños logros sociales y por supuesto, sé un buen modelo.
Carecer de habilidades sociales puede acarrearles problemas:
Malestar emocional. La dificultad para comunicarse, hacer respetar necesidades y la percepción de rechazo entre otras cosas, puede dar lugar a ansiedad, tristeza, soledad o frustración.
Baja autoestima. La incapacidad de establecer relaciones con otras personas suele ser vivido como un gran fracaso personal dando lugar a una imagen negativa de uno mismo.
Rechazo por parte de los compañeros. Al no ser hábil socialmente puede ser dejado de lado por el resto de compañeros, minando su autoestima e impidiendo al mismo tiempo que pueda aprender y practicar las habilidades de las que carece.
Bajo rendimiento escolar. Las dificultades a la hora de estrechar relaciones con compañeros de clase puede desencadenar peores calificaciones e incluso reticencias a acudir al colegio.
Dificultad para resolver problemas. La habilidad de poner palabras a nuestros pensamientos y sentimientos así como ser capaces de expresarlos son capacidades esenciales a la hora de resolver conflictos. Generalmente cuando no se poseen estas estrategias se suelen evitar situaciones potencialmente conflictivas que en muchas ocasiones favorecen el aislamiento y retraimiento.
Problemas de convivencia y conducta. La frustración y baja autoestima pueden exteriorizarse en forma de irritabilidad o comportamientos poco deseables (contestaciones, aislamiento, agresividad verbal…), dificultando gravemente la convivencia.
Algunos consejos para potenciar las habilidades sociales:
Sé un buen modelo. Desde que son pequeños podemos ser un ejemplo de habilidades sociales. Saluda al vecino, mantén conversaciones en casa en la que habléis de todo tipo de temas, expresa tu malestar cuando sea necesario, charla con el tendero…
Enseña. En ocasiones no será suficiente con hacer de modelo y tendremos que mostrar directamente cómo afrontar determinadas situaciones (hacer una crítica, decir que no, hablar con un profesor…)
Corrige cuando sea necesario. Si observas que tu hijo está cometiendo algún fallo importante corrígele cariñosamente y muéstrale la forma correcta de hacerlo. Además, recuerda criticar el hecho no a la persona. ¡Equivocarse es humano!
Incrementa su autoestima. Destaca las cualidades de tu hijo y ayúdale a aceptar sus puntos débiles. Que tenga una imagen positiva de sí mismo le aportará seguridad e influirá en sus habilidades sociales.
Crea espacios. Anima e involucra a tu hijo en actividades que supongan relacionarse con otras personas (fútbol, cumpleaños, campamentos…)
Recuerda que la adquisición de habilidades sociales es un proceso de aprendizaje como otro cualquiera y que lleva un tiempo perfeccionar la técnica. Sé un modelo y un apoyo para tus hijos. Muéstrales el camino y acompáñales en su crecimiento personal.
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