Previniendo la depresión en adolescentes
La adolescencia es una etapa que se caracteriza por ser un periodo múltiples cambios. En este punto es frecuente encontrar a padres preocupados por sus hijos al verlos inmersos en un proceso de adaptación, al mismo tiempo que intentan terminar de formar su carácter.
Uno de los cambios más significativos que se produce durante la adolescencia son las fluctuaciones en el estado de ánimo, pudiendo dar lugar a problemas más serios en algunas ocasiones. Recientemente, la tasa de suicidio en la población adolescente se ha elevado, por lo que ha aumentado la investigación sobre la depresión adolescente y sus causas con el fin de prevenirla y evitar daños mayores. Tras muchos años de estudio se ha encontrado algunas pautas que nos pueden ayudar a proporcionar un ambiente seguro en casa y reducir así el riesgo de que nuestros hijos se depriman. Algunas de estas son:
1. Dales amor, cuidado y apoyo continuo
Aunque podemos llegar a sentir que a nuestros hijos adolescentes no les apetece pasar tiempo con nosotros, en distintos estudios realizados se encontró que el tener una buena relación con sus padres estaba siempre relacionado con un menor riesgo de padecer depresión (a nivel químico-cerebral) y menor tendencia a tomar decisiones de riesgo. Para fomentar una buena relación es importante que el tiempo que pasemos con ellos tenga las siguientes características:
Que sea de un modo empático. Es decir, que siempre busquemos comprenderles o ponernos en su sitio. Aun cuando sus acciones no sean congruentes con su modo de pensar, si nos mostramos gentiles será más probable que nos escuchen y que los consejos que les demos tengan un mayor impacto.
Que las preguntas que les hagamos sean abiertas (es decir, que no se puedan contestar simplemente con “si” o “no”) y que mostremos interés verdadero. De este modo damos pie a que nos hablen con más libertad y evitamos hacerles sentir que les estamos interrogando como si fuésemos policías.
Que sientan que apoyamos su necesidad de autonomía. Aunque sabemos que es importante establecer límites, debemos darles oportunidades para tomar decisiones y respetarlas.
2. Enseña y modela adecuadas habilidades emocionales
Dado que durante la adolescencia el cerebro está diseñado para resaltar e intensificar las emociones, esta etapa se puede volver muy estresante. Por ello, es importante que seamos un modelo de adecuado manejo emocional. Se ha demostrado que dependiendo de cómo nos vean reaccionar ante sus problemas (por ejemplo cuando nos cuentan que han suspendido o se encuentran en una situación difícil) y a los nuestros propios (cómo ven que nos enfrentamos a las dificultades diarias), es como ellos van a enfrentar los problemas y van a expresar las emociones.
Así que intentemos ser un modelo positivo de reacción emocional. Por ejemplo, si nos dice nuestro hijo que ha suspendido una asignatura, será muy distinto lo que aprendan de nosotros si reaccionamos gritando y con un lenguaje corporal agresivo a preguntarles primero lo que ha sucedido, manifestar nuestro disgusto de modo firme pero sereno y establecer una consecuencia que sea proporcionada a lo que sucedió.
Por otro lado, aprendamos a validar las emociones de nuestros hijos. Como padres es natural que nos duela verles sufrir y tendamos a dar mensajes que consideramos positivos como “¡Anímate! No estés triste” o “¡No te enfades que el que se enfada pierde!”. Aunque nuestra intención es buena, con estas frases podemos hacerles creer que no está bien que tengan esas emociones o que no le estamos dando valor a lo que sienten.
Intenta escucharle y preguntarle por qué se siente así, no importa que su emoción parezca desmedida porque al final, el la está percibiendo como real. Guíalo mediante preguntas que le hagan ver que puede interpretar la situación de modo distinto para sentirse mejor.
3. Promueve relaciones positivas con sus compañeros
Las amistades en esta etapa son muy necesarias y pueden ser tanto muy positivas para su salud física y mental, como muy negativas para las mismas. Para ayudarles a fomentar relaciones positivas podemos charlar con ellos para explicarles la importancia de una buena amistad y los valores que la caracterizan (respeto, compasión, empatía, cariño…), y cómo protegerse cuando una relación no les está ayudando a su crecimiento personal o incluso, les está perjudicando de algún modo.
4. Motiva a tus hijos a buscarle un propósito a la vida
Diversos estudios muestran que tener un propósito en la vida está directamente relacionado con mayores grados de satisfacción y felicidad. En este momento de sus vidas en el que están replanteando sus valores, creencias y aficiones, es importante que les ayudemos a encontrar actividades que vayan de acuerdo con sus gustos e intereses. Si les escuchamos abiertamente podemos encontrar la manera de encaminarlos a cumplir sus metas y a darle un propósito a las mismas.
5. Pon atención a las actitudes de tu hijo
Si notaras que hay mucho desorden en sus hábitos de sueño, cambios en su alimentación, pérdida de interés en actividades que antes realizaba, ha dejado sus amistades de lado, se encuentra muy irritable, le cuesta trabajo concentrarse, hace comentarios despectivos hacia sí mismo o está teniendo comportamientos de riesgo, entonces podría ser que se encuentre deprimido. ¡No te preocupes demasiado! Lo mejor que podemos hacer es buscar la ayuda de un profesional que cuente con una formación psicológica basada en la evidencia como lo es el cognitivo-conductual y apoyar a nuestro hijo para que salga adelante.
Este artículo no suple de ninguna manera el consejo o tratamiento psicológico. Si notas que las señales de depresión en tu hijo persisten o superan sus habilidades de afrontamiento, contacta a un profesional de la salud mental que te podrá dar pautas más específicas.
Copyright (c) 2019 Educamos en Familia
Nos reservamos todos los derechos