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1 año después: cuidar al docente para que pueda cuidar



Si eres maestro o profesor, nuestra primera recomendación y más importante es que te cuides. El desempeño docente conlleva habitualmente una carga importante de responsabilidad y estrés, (¡aún más en estas circunstancias!). Entendemos que no es posible cuidar de los alumnos si no nos cuidamos. Solamente aquellos profesores que sean capaces de cuidar de sí mismos podrán ser capaces de afrontar las situaciones COVID de la mejor manera posible dentro del aula. Procurar seguir activos, pese al estado anímico, buscar y valorar nuestras fortalezas personales, recuperar aquellas estrategias que nos han ayudado en otros momentos de nuestra biografía y cuidar nuestra salud física y psicológica son algunas de las claves.


Algunos profesores se sienten muy reconfortados al compartir sus preocupaciones y poder ventilar sus emociones con otros compañeros que se encuentran en una situación similar. La sala de profesores y los momentos de pausa en la jornada escolar pueden ser de gran ayuda en estos momentos.


Es importante que nos esforcemos, como ya estamos haciendo, en adaptar la enseñanza y los protocolos del centro a las necesidades actuales de los alumnos y a la situación desafortunadamente cambiante por la que atravesamos. Esto disminuirá nuestros niveles de ansiedad y estrés al implicarnos y orientarnos a la tarea que tenemos por delante. Muchos profesores trabajan juntos para priorizar objetivos curriculares y plantear alternativas razonables a nuestras prácticas habituales. Reinventarnos incrementar nuestras estrategias para trabajar a través de nuevos recursos y herramientas. Considerar que todo esto supone una gran oportunidad de aprendizaje y anticiparnos a situaciones difíciles, (como sustituciones o bajas laborales de otros compañeros), aliviará esfuerzo que habitualmente está realizando el equipo docente durante la pandemia.


También durante la jornada escolar es posible cuidarse. La profesión docente, de por sí es una profesión potencialmente estresora, que tiene momentos de trabajo durante el curso escolar que pueden ser muy intensos, (inicio y final de cursos, semana de juntas de evaluación, entrega de notas, festivales…) Eso hace que muchas veces se nos olvide lo importante que es tener momentos de calma, incluso durante nuestro horario de trabajo. Pese a que podemos pensar que en ocasiones no disponemos de tiempo para ello, puede ser sencillo “tomar un respiro” entre clase y clase, (respirar, beber agua, parar un minuto, pensar en algo agradable), que nos ayuden a comenzar de manera más adecuada la siguiente sesión. Esto puede ser muy útil en todas las etapas.


En el plano personal, te puede ayudar disfrutar de la familia en la medida de lo posible, así como planificar situaciones que te ayuden a no perder el contacto social con tus seres queridos. Muchos docentes intentar “desconectar” de la tensión generada en el trabajo para compensar los momentos difíciles y poder afrontar mejor el estrés. Busca algo que te ayude a “fluir” en tu día a día, alguna actividad agradable que te ayude a encontrarte consigo mismos y estar tranquilo.


Al final de tu jornada laboral, planea momentos de calma que te orienten a volver al hogar con otro talante, (poner música en el coche, ir cantando, ir desconectando…). A algunas personas les ayuda parar unos minutos antes de llegar a casa para relajarse, visualizándose a sí mismo estando tranquilos y calmados. ¿Sabías que con algo de práctica es posible realizar meditación en tan solo un minuto? Quizás te puede ayudar para eso el Mindfulness o alguna otra técnica de relajación.


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