¿Por qué educar en valores? Lo que dice la ciencia
¿Está de moda hablar de valores? ¿Es popular la educación en valores hoy en día? A menudo vemos que se valora más tener que ser. En ocasiones presenciamos comportamientos orientados a nuestro propio beneficio y que descuidan al prójimo. Sin embargo, los grandes expertos en educación sostienen que nuestra felicidad personal y la de las personas que nos rodean se relaciona estrechamente con tener unos valores morales firmes y comportarnos de acuerdo a ellos. Ayudar a tus hijos a desarrollarlos es la mejor inversión que puedes hacer en su futuro y en su felicidad.
¿Son los valores conceptos actuales y novedosos? La mayoría de ellos no lo son. La bondad, la generosidad, el amor al prójimo, la austeridad, la compasión, el perdón... llevan en nuestra vida cotidiana desde hace siglos, formando parte hoy en día de nuestro pensamiento. Están en el arte, en las tradiciones y en nuestra cultura en general.
Por eso, puede parecer sorprendente que la mayoría de ellos procedan de la antigüedad, estando ya presentes en la tradición cristiana. Lo mismo sucede con muchos de los valores que se atribuyen a movimientos políticos o filosóficos de la historia moderna, que no hacen sino retomar los principios religiosos y espirituales que fundamentaron el cristianismo. Por todo ello, cuando educamos en familia de forma acorde a nuestros valores cristianos, educamos también en los principios fundamentales de nuestra sociedad.
¿Te has planteado alguna vez quién quieres que eduque a tus hijos? ¿La televisión, las redes sociales, su grupo de iguales...? ¿tú mismo? Entendemos que educar en valores es responsabilidad de los padres y supone además una aventura apasionante. Aunque en ocasiones exija algo de esfuerzo, no hay nada más satisfactorio que ver crecer a los hijos educados, equilibrados, coherentes y responsables. Esta puede ser la mayor felicidad para ti y también para ellos.
¿Qué mejor proyecto de vida puedes imaginar que ayudar a tu hijo a desarrollar sus talentos y fortalezas? Unos valores robustos le ayudarán a dar lo mejor de sí mismo a los demás, ser un ciudadano noble, generoso, responsable y solidario.
La crianza de los hijos conforme a unos valores familiares puede suponer un crecimiento personal de los padres, ya que supone una oportunidad para desarrollar de forma consciente nuestros valores y así intentar también transmitírselos a nuestros hijos.
¿Qué entendemos por valores?
Los valores son aquellos principios o convicciones personales que actúan como modelos de comportamientos y acciones. Son actitudes emocionales y mentales que nos indican cómo actuar, cómo hemos de tratar a los demás.
Los valores personales nos definen y nos hacen ser tal y como somos. Nos hacen tener un comportamiento moral, es decir, un comportamiento correcto, acorde a nuestras convicciones, que es beneficioso para nosotros mismos y también beneficia a los demás.
Educar en valores a los hijos es uno de nuestros derechos y obligaciones como padres, ya que las personas que son capaces de actuar en función de unos valores coherentes son mucho más felices y hacen más felices a los demás. Disponen de más herramientas para superar obstáculos, son más libres a la hora de tomar una decisión acertada y más resistentes a las malas influencias. Por todo ello, en nuestra opinión, una buena educación en valores es un aspecto imprescindible en la crianza de los hijos.
Algunos trucos para enseñar valores a los hijos
A la hora de transmitir valores importantes para ti, como la generosidad, la humildad, la valentía o el esfuerzo, nuestra primera recomendación es que intentes educar desde el ejemplo. Los hijos imitan las conductas de los padres, nos imitan en muchos de nuestros comportamientos, e incluso en nuestros gestos y forma de hablar. Podemos aprovechar hábilmente esta influencia para mostrarles un comportamiento virtuoso y cargado de valores, que sea para ellos una fuente de inspiración y aprendizaje.
Por otro lado, tal y como podrás leer en nuestras guías específicas, existen numerosos recursos que nos pueden ayudar a educarles en los valores familiares.He aquí un breve de resumen de sugerencias, (podrás encontrar más detalles en cada una de las guías que desarrollan un valor en nuestra web):
✓ Servir de ejemplo, actuando a la vez con humildad.
✓ Leer cuentos con mensaje, contar historias sobre valores.
✓ Charlar con los hijos sobre los valores y su importancia. Discutir sobre su concepto con los hijos mayores.
¿Quieres más ideas? Lee nuestro artículo '10 claves para una educación en valores' o descarga la guía completa.
Algunos consejos para mantenerte fiel a tus valores (para personas de todas las edades):
Vivimos en un contexto en el que la ausencia de valores éticos, la incoherencia o falta de integridad son en ocasiones frecuentes y somos conscientes de que mantener un comportamiento fiel a nuestros valores puede resultar en ocasiones algo complejo. Al fin y al cabo, como decíamos más arriba, somos humanos. Por eso, te proponemos algunos consejos que pueden ayudar en situaciones difíciles.
Los adultos (y también los niños y adolescentes), podemos mostrar dudas o resistencias a la hora de actuar según nuestros principios personales cuando estamos ante el grupo de amigos, en la escuela o el trabajo, etc. Todos tenemos fortalezas y vulnerabilidades que se pueden resentir o debilitar cuando estamos en un entorno bajo presión interna o externa. Algunas investigaciones resaltan ciertas estrategias útiles para mantenernos fieles a nuestros valores y encontrar la fuerza y el coraje para defenderlos.
Toma nota:
✓ Conócete a ti mismo, sé consciente de tus debilidades
Nuestra naturaleza nos hace tener un sentido de “pertenencia a un grupo” muy poderoso. Somos animales sociales y a veces experimentamos miedo a ser rechazados. Otras, necesitamos actuar o estar de acuerdo con el líder o con el grupo en su conjunto, aunque nos demos cuenta de estar actuando de forma inadecuada. Esto se debe a nuestra necesidad de sentir que estamos seguros, que formamos parte de un grupo. Esto sucede en todas las edades, aunque parece que en la infancia, preadolescencia y sobre todo en la adolescencia se produce con mayor intensidad. Conocer esta debilidad y saber que cuando estamos en grupo nuestros valores pueden resentirse, nos ayudará a anticipar estrategias para no dejarnos convencer de algo que no va con nosotros.
✓ Enmarca tus decisiones en tu escala de valores
Esto te ayudará a actuar de manera más correcta. Puedes preguntarte: Esta decisión que tomo, ¿encaja con mi sistema de valores? ¿Qué sería correcto hacer en esta situación desde el punto de vista ético? ¿Qué consecuencias tiene tomar esta decisión? ¿Estoy actuando de manera correcta?
✓ Escucha tu cuerpo
Estar atento a las señales que manda el cuerpo puede suponer un punto de partida para valorar nuestro modo de proceder. No ser coherente con nuestros valores o principios puede incluso llevarnos a enfermar. Un ejemplo pueden ser la culpa o la vergüenza. Atender a sus señales nos puede advertir de que no estamos actuando coherentemente y ayudarnos a reconducir nuestros comportamientos. Utiliza tus sensaciones y emociones como una brújula que guíe tu comportamiento, no como un corsé que te paralice o limite a “seguir al rebaño”.
"Toma conciencia de tus miedos y limitaciones, de tu necesidad de aprobación y recuerda lo satisfactorio que resulta actuar correctamente"
✓ Observa tus pensamientos con atención
Analízalos como la valiosa fuente de información que suponen. Valora si tus pensamientos te ayudan a mantenerte firme en tus principios o por el contrario te llevan a esconderlos.
✓ Utiliza la compasión contigo mismo para aceptar tus pensamientos y tus emociones sin culpabilizarte por ello
Eres humano y, por lo tanto, vulnerable. Date ánimo y aliento para actuar con valentía. Habla contigo mismo como lo harías con un amigo, siendo bondadoso. Cuando creas que te vas a encontrar situaciones de peligro, prepárate. Piensa qué te vas a decir, qué apoyos puedes encontrar en tu entorno cercano, dónde más puedes buscar fuentes de ayuda...
✓ Sé paciente
Estas maravillosas fortalezas no se aprenden en poco tiempo. Debes practicar tus valores de forma constante y persistente, para convertirlos en hábitos. Esto te llevará a ser cada vez más fuerte y resistente. Poco a poco será más fácil para ti ser fiel a tus valores.
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1. ¿Por qué educar en valores? Lo que dice la ciencia (estás aquí)
Referencias
CARTER, C. (2012) El aprendizaje de la felicidad. 10 pasos para fomentar la felicidad en los niños... y en sus padres” Ed. Urano (Barcelona).
HARRIS, R. (2010) La trampa de la felicidad.
EYRE L. y EYRE R. (1995): “Cómo formar hijos con principios”. Ed. Medici,
(Barcelona).
SERRAT-VALERA, C. y DIÉGUEZ, A. (2010): “Tú puedes aprender a ser feliz: explora tus recursos, gestiona tus emociones, desarrolla tus talentos, aprende a cuidarte y construye la vida que deseas”. Ed. Aguilar, (Madrid).
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