Hiperpaternidad: ¿qué tipo de padre/madre eres?
En estos días, encabezados por la periodista Eva Millet y otros profesionales de la educación se está cuestionando mucho, en los medios de comunicación, la llamada Hiperpaternidad o el exceso de atención y sobreprotección hacia los hijos, estilo habitual en los padres de hoy día.
Inspirados en su libro Hiperpaternidad, que os recomendamos vivamente, y en la experiencia cotidiana que nuestro trabajo como psicólogos nos ilustra cada día, te mostramos algunas formas de ejercer la Hiperpaternidad, y sus consecuencias en las vulnerables víctimas: los hijos.
Los padres helicópteros
“Aquellos que sobrevuelan sin descanso la existencia de su retoños desde el momento de su nacimiento”.
Viven sumidos en una angustia permanente, consumidos por el miedo a que su criatura sea presa de cualquiera de las posibles adversidades que pueblan nuestra existencia. Contagian fácil y rápidamente su estado de alerta y nerviosísimo a sus cachorros, transmitiéndoles la idea de que el mundo es un lugar lleno de peligros.
Los padres ultrasufridores
“Cuya función es evitar cualquier posible accidente de sus retoños”. Los “ten cuidado, no te subas, bájate…te vas a hacer daño…”
Es importante estimularles para que avancen en su desarrollo motriz y ganar confianza en sí mismo y aprender que no pasa nada por caerse. Aprender cierta tolerancia al dolor, forma parte de las herramientas necesarias para vivir y disfrutar de la vida.
Los padres apisonadora o quita-nieves
Aquellos que “allanan los caminos de sus hijos para que no se encuentren con ninguna dificultad”, impidiéndoles fortalecerse, aprender de sus errores e incrementar la tolerancia a la frustración.
Los padres taxistas
Cuyo poco o mucho tiempo libre transcurre llevando de acá para allá a su hijos, ya sea a una actividad extraescolar de rutina o a la fiesta del amigo de turno.
Los padres bocadillo
Esos progenitores que persiguen a su hijo o hija en el parque con la merienda en la mano a la espera de que se digne darle un mordisco.
Esta preocupación por la comida, propia de una sociedad sobreabundante, (comemos muchos más de lo que es bueno y necesario) junto con las pautas alimentarias “bollicao”, grasiento croissant relleno de chocolate,… Que por cierto, pueden ser, en parte, responsables de que seamos uno de los países con un índice más elevado de obesidad y diabetes infantil.
Padres agoreros
Llevados del más sincero amor, se muestran más angustiados de lo razonable ante cualquier adversidad , real o imaginada, (enfermedad, bofetada de un compañero de clase, regañina de un profesor en el más sano ejercicio de su papel) y colocan su cerebro en el modo peligro -alerta y ven este mundo como un lugar lleno de terribles amenazas para sus hijos, robándoles la oportunidad de crecer como personas y fortalecerse.
Padres monitores de campamento
Que en el tiempo de ocio que pasan con sus hijos, organizan un sinfín de actividades, sin tregua ni descanso, dejando al niño además de exhausto, saciado y con su capacidad de ilusión y disfrute por las cosas claramente mermada.
Padres alérgicos a la palabra “me aburro”
Que impiden a sus hijos experimentar el sano aburrimiento, que posibilita el desarrollo de la imaginación inventándose algún juego y el saludable aprendizaje de saber estar un ratito solo y entretenerse por sí mismo.
Padres Papá Noel
Que colman a sus hijos de regalos, actividades de ocio, comida basura en la hamburguesería de turno, gadgets y demás privilegios ganados sin ningún esfuerzo ni responsabilidad y que los conviertes en pequeños tiranos y egoístas que acaban creyendo que la vida es un viaje con gastos pagados en hotel de 5 estrellas. No es difícil entender que, cuando descubren la realidad de la vida y carentes de los recursos y herramientas que una buena educación les debería haber proporcionado, sean pasto fácil de la depresión, el fracaso escolar y el consumo de sustancias.
Padres secretarios
Que recuerdan a sus hijos todo lo que tienen que hacer sin enseñarles estrategias para organizarse y recordar el horario. Padres que les llevan la mochila, que hacen los deberes con ellos impidiendo que sus hijos desarrollen la responsabilidad y el sentimiento de autoeficacia y que se acostumbren a necesitar siempre apoyo y compañía para las dificultades de las cuales está la vida repleta.
Padres estresores
Que someten a sus hijos a la tiranía del “corre y date prisa que llegamos tarde”, con un horario sobrecargado de actividades extraescolares.
Pedimos disculpas de antemano por los sentimientos que estos comentarios puedan generar entre los padres, pero debemos conocer la verdad. No nos tapemos los ojos. No es ninguna banalidad. Las estadísticas lo confirman. Estamos creando la generación de niños y jóvenes más miedosos, depresivos (hasta aumentar de forma alarmante el número de suicidios entre los adolescentes y jóvenes), hiperactivos (no hay más que ver las cifras de prevalencia del TDAH), con escasa tolerancia a la frustración, obesos, flojos, con exigua autodisciplina y débil músculo del esfuerzo.
Pero hay esperanza y mucha. Aunque tomar conciencia de la realidad resulta doloroso, es el primer paso para cambiar. Es posible y tú puedes.